lunes, 30 de agosto de 2010

Autoconocimeinto en el boulevard



La Colifata para todos los amigos de la nuit.

Ya os gustaría haberos librado de mí, pero siento deciros que ni de coña.

Ha tenido que ser París el lugar donde me he autoconocido casi del todo. Antes la gente pudiente iba a Viena con el Herr Doctor a conocerse. A mí me ha ayudado su nieto en la sexta planta del Pompidou que no se anda con subterfugios como el abuelo: diván- cama y todo encima de la forma más explícita que pueda haber. Y por cierto, que si alguna vez me atrevo os contaré lo que me pasó en un ascensor con un negrazo segurata que se ofreció a aliviar el vértigo que me produce ese edificio. Y cómo lo hizo! Por el momento no diré más que me da corte…
Ni en mil años me podía imaginar todo lo que he descubierto en París sobre mí. Y es que me van todos los rollos, pero todos, hasta los más increíbles que jamais hubiera podido imaginar. Y es que a mí lo que me va de verdad es el rollo exhibicionista. Y como lo probarais, veríais lo que mola, seguro que le cogeríais el gusto enseguida.  Pero no ha sido un diván, sino un humilde retrete el causante de mi autoconocimiento.
Todo empezó con el retrete de una habitación  de un hotel algo peculiar sobre el mismísimo boulevard de Saint-Germain. Sí queridos, ese boulevard que ha visto pasar tantas manifestaciones y tantos sueños rotos.
Pues es que mi cuarto de baño no era nada normal, estaba repartido: aquí el lavabo, allá la ducha (junto a la ventana, prometedor, aunque yo no lo supiera entonces), y enfrente, solitario y en lo alto de una tarima y algo metido en un armario, se alzaba majestuoso el retrete, al lado de la mismísima ventana del mismísimo boulevard. Cuando lo vi me impresionó y ya me dije para mis adentros: madre mía, cualquiera hace nada aquí… Y no fue uno, sino por lo menos dos días los que me sentaba allí y nada, que la ventana me intimidaba cantidad. Y me tenía que ir a  la chambre de mis compis a que me dejaran, porfa, aliviarme allí, porque ellas tenían un cuarto de baño normal.
Me sentaba en el mío a meditar, talmente en la misma posición del Pensador de Rodin, y a mirar a la calle y hacía largas meditaciones sobre aquellos mayos y en todo lo que vino después. Y pensando en estas cosas, vino lo que tenía que venir. Y desde entonces le cogí gusto a cagar mirando por la ventana. Veía todo el boulevard en su grandiosidad, los coches, peatones, las muchas ventanas de los edificios de enfrente. Y luego me parecía que me miraban a mí. Al principio no me importaba, pero poco a poco me fui dando cuenta de que me molaba bastante.
Y nada más llegar a mi chambre, lo primero que hacía era abrir las cortinas y sentarme en mi trono. Y cuando estaba por ahí de rollos culturales, ponía cualquier excusa para volver a mi chambre. Y les decía a éstas:
--Tengo que volver al hotel que se me ha olvidado el paraguas.
--Pero si no llueve, me decían.
-- Pero por si acaso, que en París nunca se sabe.
         Y volvía a  la chambre y me estaba un rato. Y poco a poco me fui sofisticando porque descubrí que la noche era mejor que el día, porque il faut la lumiere (el retrete tenía luz propia y no es ninguna metáfora). De modo que abría las cortinas, encendía sólo la luz de mi trono y bueno, espectacular, me sentía como una reina en su trono y con una corte de admiradores.
         Siempre me he sentido atrapada en París, pero ahora más que nunca. No hago más que pensar en volver. Habitación 21 y no me da la gana deciros el hotel por si me lo quitáis.
         Y ahora no sé qué voy a hacer, qué excusa les pondré a los albañiles cuando les diga que quiero que me hagan un retrete junto a la ventana de mi casa.
         Y yo que siempre creí que Burt Lancaster era un viejo sinvergüenza en Atlantic City cuando miraba a la Sarandon frotarse el body con el limón, y ahora lo veo de otra forma: estoy segura que ella lo sabía y se lo pasaba bomba.


Buenas noches, queridos. He encontrado mi bandeja de entrada llena de mensajes muy reivindicativos. Yo también he hecho mis pinitos no penséis que ese rollo no me va a ir en un sitio como ése. Ya os lo contaré otro día.


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