lunes, 16 de septiembre de 2013

Temor y temblor


 
La mirada de Van Gogh


Escribía Borges a propósito de Kierkegaard: 

"Llevó una vida retirada y umbrátil. Como aquel otro célebre danés, el príncipe Hamlet, frecuentó la duda y la angustia, voz de origen latino a la que dotó de un nuevo escalofrío. Fue menos un filósofo que un teólogo y menos un teólogo que un hombre elocuente y sensible". [...] La religión fue la  más fuerte de sus pasiones. Le preocupó singularmente el sacrificio de Abraham".

Escribía Kierkegaard a propósito de Abraham:

Y Dios puso a Abraham a prueba y le dijo: toma a tu hijo, tu único hijo, el que amas, Isaac; ve con él al país de Moira, y allí ofrécelo en holocausto sobre una de las montañas que te diré.

Era muy de mañana; Abraham se levantó, hizo enalbardar los asnos, dejó su casa con Isaac, y desde la ventana los vio descender Sara por el valle hasta que los perdió de vista. Anduvieron silenciosamente durante tres días; la mañana del cuarto. Abraham no dijo una palabra, pero levantando sus ojos vio en la lejanía los montes de Moira. Despidió a sus servidores y tomando a Isaac de la mano trepó la montaña. Y Abraham se decía: "Pero no puedo ocultarle por más tiempo adonde le conduce este andar". Se detuvo, apoyó su mano sobre la cabeza de su hijo para bendecirlo, e Isaac se inclinó para recibir la bendición. Y la faz de Abraham era la de un padre; dulce era su mirar, y su voz exhortaba. Pero Isaac no podía comprenderlo, su alma no podía elevarse tanto; se abrazó a las rodillas de Abraham, se arrojó a sus pies y clamó por la gracia; imploró por su juventud y sus dulces esperanzas; habló de las alegrías de la casa paterna, evocó la soledad y la tristeza. Entonces Abraham lo levantó, lo tomó de la mano y se puso en camino, y su voz exhortaba y consolaba. Mas Isaac no podía comprenderlo. Abraham trepó por la montaña de Moria; Isaac no lo comprendía. Entonces se apartó Abraham por un momento del lado de su hijo, y cuando de nuevo miró Isaac la faz de su padre la halló cambiada, porque el mirar se le había hecho feroz y aterradoras las facciones. Agarró a Isaac por el pecho, lo arrojó por tierra y gritó: "¡Estúpido! ¿Crees tú que soy tu padre? ¡Soy un idólatra! ¿Crees tú que obedezco al mandato divino? ¡Hago lo que me viene en gana!" Entonces Isaac se estremeció y exclamó en su angustia: "¡Dios del cielo! ¡Ten piedad de mí! ¡Dios de Abraham! ¡Ten piedad de mí! ¡Sé mi padre, ya no tengo otro en esta tierra!" Pero Abraham se dijo muy quedo: "Dios del cielo, yo te doy las gracias; vale más que me crea un monstruo antes que perder la fe en ti".

Cuando la época del destete llega, la madre ennegrece el seno porque conservar su atractivo sería perjudicial para el niño que debe dejarlo. De este modo cree que su madre ha cambiado; pero el corazón de ella es siempre el mismo, y su mirada está siempre llena de ternura y de amor. ¡Feliz aquel que no tiene que recurrir a medios más terribles para destetar al niño!

 Kierkegaard, Temor y temblor



J. S. Bach - Missa en si menor




jueves, 29 de agosto de 2013

Después de mí, el diluvio







  Aprés moi, le déluge.


Con estas palabras comienza su discurso Ippolit, un joven de 18 años a quien le quedan 18 días de vida a causa de su tisis. Ocurre el El idiota, la novela de Dostoievski. Ippolit es nihilista y con su confesión trata de llamar la atención sobre un grupo que se burla de él. Está fresco si cree que va a despertar la compasión de su público pues ya se ve que ese título, que denota fuerte dosis de narcisismo, no es lo más acertado para su propósito. Esa frase podía decirla cualquier persona de la cual dependen otros... es como decir sin mí no queda nada o nadie lo podrá tolerar. Está desesperado por su situación, realmente le queda poco, la gente le hace algún caso sólo porque está enfermo, pero no soporta su discurso. En realidad no sabe cómo afrontar su situación, está realmente desesperado.  "No podía comprender cómo la gente, teniendo tantos años de vida por delante, no sabía enriquecerse" "Cuánto soñaba, cuánto deseaba, con mis dieciocho años, que me echaran en mitad de la calle, sin trabajo, sin abrigo, sin un techo sobre mi cabeza, sin trabajo, sin un mendrugo de pan siquiera, sin familia, sin un solo amigo en la gran ciudad, hambriento, maltratado (¡tanto mejor!), pero sano, sano". Al final cuenta una pesadilla que tuvo en la que aparecía un asqueroso monstruo que no era sino una representación de su terrible enfermedad. Ippolit decide quitarse la vida, nadie lo cree, pero busca una pistola y se dispara, con tan mala pata que falla y no lo logra. Vuelve a despertar la hilaridad y el enojo de sus compañeros.
Es que Ippolit tendría que haber leído un libro de autoayuda, incluso el mismo Fiodor que no era la alegría de la huerta. Y si bien lo pienso, con una máquina del tiempo, que todo es posible, podría instalar una librería de estos libritos en la Perspectiva Nevski, para alivio de la literatura rusa, del alma rusa, incluso de la nariz de Gogol, a ver si se curaban de tanto y tanto pesimismo.
En otro momento le pregunta al princípe Mishkin cuál sería para él la forma más decorosa de morir para irse lo más virtuosamente posible. Mishkin le responde: "Pase de largo ante nosotros y perdónenos nuestra felicidad".
Desde luego que hay diversas formas de morir. Cuando estaba a punto de morir, Tolstoi dijo "no entiendo qué se supone que voy a hacer". Wittgenstein decidió no tratarse el cáncer que sufría, pensó que era mejor "dejar que la naturaleza siga su curso". Broyard dijo que lo mejor es estar vivo, lo primero que hay que conseguir es que la muerte te pille vivo. Pues eso, deseemos que nos pille vivos.

 
Regina Spektor- Après  moi  

sábado, 17 de agosto de 2013

Un bello poema de Rilke






R. M. Rilke fue uno de los más grandes poetas de todos los tiempos. Su vida fue errante, siempre de un lugar a otro, incluso llego a visitar España, El Prado y Ronda. Se relacionó con mucha gente que le ayudó, llegó a recibir algún dinero de Wittgenstein. Fue secretario de Rodin. Tal vez su conocimiento de la escultura que le brindó trabajar con semejante maestro le facilitó escribir el poema que la traducción nos roba como soneto. Debes cambiar tu vida, emerger como algo mejor, has de cambiar tu vida...


TORSO DE APOLO ARCAICO


No conocemos la inaudita cabeza,
en que maduraron los ojos. Pero
su torso arde aún como candelabro
en el que la vista, tan sólo reducida,

persiste y brilla. De lo contrario, no te
deslumbraría la saliente de su pecho,
ni por la suave curva de las caderas viajaría
una sonrisa hacia aquel punto donde colgara el sexo.

Si no siguiera en pie esta piedra desfigurada y rota
bajo el arco transparente de los hombros
ni brillara como piel de fiera;

ni centellara por cada uno de sus lados
como una estrella: porque aquí no hay un sólo
lugar que no te vea. Debes cambiar tu vida.

Rainer Maria Rilke 




martes, 13 de agosto de 2013

Otra de Quevedo



Frans Hals- Músico con vaso de vino


Y de lo divino a lo humano. El enorme talento de este hombre, Don Francisco, le dio para todo, hasta para descender a los más sombríos asuntos escatológicos. Su gracia tiene y hasta parece que huele.


"En los ojos de la cara suele haber por mil leves accidentes, telillas, cataratas, nubes y otros muchos males; mas en el del culo nunca hubo nubes, que siempre está raso y sereno; que, cuando mucho, suele atronar, y eso es cosa de risa y pasatiempo. Pues decir que no es miembro que da gusto a las gentes, pregúnteselo a uno que con gana desbucha, que él dirá lo que el común proverbio, que, para encarecer que quería a uno sobremanera, dijo: “Más te quiero que a una buena gana de cagar.” Y el otro portugués, que adelantó más esta materia, dijo: “Que no había en el mundo gusto como el cagar si tuviera besos.” Pues ¿qué diremos si probamos este punto con un texto del filósofo que dijo:
¿No hay contento en esta vida
que se pueda comparar
al contento que es cagar?

Otro dijo lo descansado que quedaba el cuerpo después de haber cagado.
No hay gusto más descansado
que después de haber cagado.

Los nombres que tiene juzgarán que no tiene misterio. ¡Bueno es eso! Dícese trasero, porque lleva como sirvientes a todos los miembros del cuerpo delante de sí, y tiene sobre ellos particular señorío. Culo, voz tan bien compuesta, que lleva tras sí la boca del que le nombra. Y ha habido quien le ha puesto nombre gravísimo y latino, llamándole antífonas o nalgas, por ser dos; otros, más propiamente, le llaman asentaderas; algunos, trancailo, y no he podido ajustar por muchos libros que he revuelto para sacar la etimología; lo más que he hallado es que se ha de decir tancahigo, por lo arrugado y pasado que siempre está.

Con más facilidad topé por qué se decía al lindo, ojo del culo ‘manojo de llaves”: por lo redondo del cabo y muchas molduras que hacen aquel mismo repulgo, y viene bien con los que llaman cofre al culo, que es darle cerradura; y en los animales vemos que la Naturaleza les cubre el culo con la cola o rabo, para que, como parte más necesaria y secreta, estuviera acompañado, tapado y abrigado, y con mosqueador para de verano, y en las aves lo mismo. Si miramos su ocupación, es hacer lo que ninguno nunca hizo ni pudo: pues en este mundo todos hemos menester a otros para ser proveidos: el alguacil al corregidor, el corregidor al oidor, el oidor al presidente, el presidente al rey. Pero el culo se provee a sí mismo y aun en el presidente, servidor por otro nombre (que así llaman al bacín), cosa equívoca a los derretidos de las damas.

—El culo no tiene cosa común, ni aunque me pruebes que hace cámaras, a imitación de otros muchos, pues lo que él hace son mojones, que son fin de términos, para dar a entender que en llegando al culo no has de pasar adelante.

Háceme fuerza que en las almonedas dicen: “¡Hay quien puje?”; que ni sé si convidan a cagar (propiamente entonces, pujar) o si a comprar; con que es cierto que tiene grandes preeminencias, cuando se valen de sus voces para otras cosas. Hasta los excrementos o mierda (pasa adelante, porque no te empalagues con tan dulce plato)...

Lo del pedo es verdad que no lo sueltan los ojos: pero se ha de advertir que el pedo antes hace al trasero digno de laudatoria que indigno de ella. Y, para prueba de esta verdad, digo que de suyo es cosa alegre, pues donde quiera que se suelta anda la risa y la chacota, y se hunde la casa, poniendo los inocentes sus manos en figura de arrancarse las narices, y mirándose unos a otros, como matachines. Es tan importante su expulsión para la salud, que en soltarle está el tenerla. Y así, mandan los doctores que no les detengan, y por esto Claudio César, emperador romano, promulgó un edicto mandando a todos, [so] pena de la vida, que (aunque estuviesen comiendo con él) no detuviesen el pedo, conociendo lo importante que era para la salud. Otros dijeron que lo había hecho por particular respeto que se debe al señor ojo del culo.

Pues decir que no es bullicioso un pedo, ¡bueno es eso! ¿Hay cosa de más gusto que ver en un concurso grande, si suelta uno, el rumor que mete y que agudos acuden todos a taparse las narices, como está dicho, y otros que más huelen, haciendo la disimulada toman tabaco?

Y es probable que llega a tanto el valor de un pedo, que es prueba de amor; pues hasta que dos se han peído en la cama, no tengo por acertado el amancebamiento; también declara amistad, pues los señores no cagan ni se peen, sino delante de los de casa y amigos. Y un portugués preguntando cuál era la parte principal del cuerpo dijo que el culo, que se asentaba primero que nadie y aunque fuese delante del rey.

Los nombres del pedo son varios: cuál le llama “soltó un preso” haciendo al culo alcaide; otros dicen: “fuésele una pluma”, como si el culo estuviera pelando perdices; otros dicen: “tómate ese tostón”, como si el culo fuera garbanzal. Otros dicen algo crítico: “cuesco”, derivado de la enigma; y otros han dicho: “Entre peña y peña el alba, río que suena.” De aquí se levantó aquel refrán que dice: “Entre dos peñas feroces, un fraile daba voces.” Y finalmente, dijo el otro: “El señor don Argamasilla cuando sale chilla.”

Francisco de Quevedo, Gracias y desgracias del ojo del culo.


Eyde Gorme (for ever) y los Panchos-Vereda tropical 




lunes, 5 de agosto de 2013

Stabat Mater




 
Miguel Ángel - Piedad


Estaba la madre dolorosa... el texto procede del siglo XIII y es atribuido al franciscano Jacopone da Todi. Trata del dolor de una madre que pierde a su hijo, el mayor dolor posible que pueda sentir alguien, es una piedad. Sólo que en este caso no se trata de una madre cualquiera, la madre es la Virgen María y el hijo es Jesús y ella sabe que él va a resucitar en tres días, entonces me parece un dolor mas provisional, sólo de tres días. Pero bueno, verlo torturado y vilipendiado ya es bastante, que al fin y al cabo es un hijo al que le están haciendo de todo. Y de esto habla el texto, del dolor de la madre al pie de la cruz.
Tras muchas vicisitudes, el texto pasó a la liturgia y a las artes, especialmente a la música. Numerosos compositores le pusieron música al texto, tales como Palestrina, Scarlatti, Vivaldi, Haydn, Liszt, Mozart ... Pero sin duda la más reconocida y exquisita es la de Pergolesi. Música triste, delicada, deliciosa... El arte alcanza lo más sublime. Pergolesi la escribió para soprano y contralto, voces que entonces procedían de varones. He aquí una versión para deleitarse.


Pergolesi - Stabat Mater

lunes, 22 de julio de 2013

Francesco



 
Francesco


 Andaba metida en una fumatilla, navegando por el proceloso mar de internet, mayormente leyendo la prensa-on-line cuando apareció en el periódico un rótulo urgente: fumata blanca en el Vaticano.
-Anda, otra fumata, me voy a la tele a ver qué nos depara el sinuoso destino vaticanista.
Y yo que soy menos papista que el papa, me fui a la tv. Y con mi fumatilla veía la fumata vaticana. Sí, habiamus papam, pero no se sabía quién aparecería por aquella ventana. Y cuando apareció él me quedé de piedra. Lo dijeron bien claro: jesuita, argentino y seguidor de Francesco de Asís. En serio, no me lo pude creer, un papa a mi medida, yo que no soy nada papista y tenía muy buena pinta, por lo menos brillaba menos que el resto. Pensaba que igual aún había alguna esperanza de que las cosas cambiaran y también pensaba que como era tan poco papista, casi me daba igual. 
- No va a pasar nada, me dije, esto no es más que un espejismo a causa de mi fumatilla, de todas formas si quiere no le van a dejar, pero buena pinta sí que tiene.
Y el tiempo ha ido pasando. Y este argentino ha ido haciendo cosas terribles para la curia, ha empezado por arrojar a los mercaderes del templo, ha empezado a hacer una limpieza de pederastas, ha acudido adonde estaban los inmigrantes de las pateras... La lista es larga, muy larga, tanto que el poder vaticanista ya le está tendiendo trampas.
- Joder, me lo van a matar, como al otro de un palito, me lo van a quitar de enmedio. Eso me digo ahora que ya soy más papista que el papa, que  parece más que papa un hombre bueno.
El catolicismo sin Estado, sin banca o al menos con banca clara, saneada, fuera los pederastas, los mercaderes fuera del templo... Si es que lo que tal vez quiera este hombre bueno sea volver al primitivo y genuino cristianismo, a los dos valores esenciales: el amor y el perdón. El resto sobra casi todo, es burocracia. Acabar con el enjambre corrupto y ponerse a la marcha.
Que no me lo toquen, que me van a oír...


Bobby Solo - Una lacrima sul viso 



lunes, 15 de julio de 2013

Canetti y los libros


Canetti en el Mont Ventoux

Elías Canetti nació en 1905 en Rustschuk, Bulgaria, en el seno de una familia de judíos sefardíes. Su familia se trasladó a Viena, ciudad en la que Canetti vivió buena parte de su vida. Berlín, Londres y Zurich fueron otros tantos lugares de la vida del escritor.
Los ancestros de Canetti procedían del pequeño pueblo de Cañete, en la provincia de Cuenca, de donde fueron expulsados por su condición de judíos en el siglo XV. Cuando Canetti recibió el premio Nobel de Literatura en 1981, los vecinos de Cañete reclamaron su presencia pero, según cuenta Mario Muchnik en Lo peor no son los autores, ante su pregunta de cuando vendría a España, le contestó:
- No, no puedo ir a España, no tengo tiempo. Tengo mucho trabajo, ¿comprende? La gente de Cañete ha sido muy simpática. Cañete es el pueblecito de donde venimos los Canetti. Me han enviado una invitación, el alcalde, buena gente, no sé cómo decirles que no puedo. ¿Me haría usted el favor?
- Cómo no, dígame qué quiere que les diga.
- Que estoy muy viejo y que tengo mucho que hacer, pero por favor, sea amable con ellos, no permita que se enfaden conmigo. Le daré la carta que me mandaron, pero por favor, haga una fotocopia y devuélvamela, porque me gustaría conservarla, el pueblecito de Cañete...
Canetti fue un gran amante de los libros como Peter Kien, el protagonista de Auto de fe.

"No me arrepiento de esas orgías de libros. Me siento como en la época de la expansión para Masa y poder. También entonces todo sucedió por aventuras con libros. En Viena, cuando no tenía dinero, gastaba todo lo que no tenía en libros. En Londres, en los peores momentos, conseguía, contra viento y marea, comprar de vez en cuando libros. Nunca he aprendido nada sistemáticamente, como otra gente, sino por excitaciones súbitas. Siempre empezaban con que mi mirada caía sobre algo que tenía que poseer fuera como fuera. El gesto de coger, la alegría de tirar el dinero por la ventana, el transportarlo a casa o al local más próximo, el contemplar, acariciar, hojear, el guardarlo durante años, el momento de un nuevo descubrimiento cuando las cosas se ponían serias -todo esto es parte de un proceso creativo cuyos detalles secretos desconozco. Pero en mi caso nada sucede de otro modo, y por lo tanto tendré que comprar libros hasta el último instante de mi vida, sobre todo cuando sé con seguridad que nunca los leeré.
Creo que es también parte de la rebeldía contra la muerte. Nunca quiero saber qué libros entre esos se quedarán sin leer. Hasta el final no está determinado cuáles van a ser. Tengo libertad de elección, puedo elegir en cualquier momento entre todos los libros a mi alrededor, y por ello tengo en mi mano el curso de la vida".

E. Canetti, Apuntes


Schubert - La muerte y la doncella