lunes, 5 de marzo de 2012

Almendros en flor

Van Gogh: Almendro en flor

Ha dicho Albert (Barniol) que vuelve el frío, en un par de días nuevamente temperatura gélida. Me ha entrado el miedo en el cuerpo. Estaba atenta al ritmo natural, al campo lleno de brotes verdes y, en algunos lugares, florido. La belleza del paisaje me embargaba. Los árboles productivos, quizá menos poéticos que los silvestres pero más sufridos, habían empezado su floración... Observaba embelesada ese mudar de la naturaleza. Y ahora va Albert y anuncia frío.
El miedo que me atenaza es el del destino de los árboles florales, de los pájaros y de los brotes verdes, ¿qué será de ellos? Los pobres almendros son los auténticos sufridores de la humanidad, porque encima no se quejan, con el gusto que da quejarse y ellos, año tras año, rompiéndose, que parece que todo se rompe, hasta el Perito Moreno se rompe (dicen ruptura, pero creo que deberían decir rotura).
Yo también me rompo, tengo el karma por los suelos. 
Antes de que el frío les arranque el fruto he ido al campo y los he abrazado, a todos no, sería imposible pero a muchos sí. No sólo quiero abrazarlos, sino que quiero sentarme debajo de uno de ellos, y quedarme allí tiempo, mucho tiempo. Ya me gustaría que en plan Siddharta en busca de un necesitado satori. Mucho menos en plan Eloísa, aunque bien pensado, no es un mal destino. Como parece que el futuro depende del karma, me lo tendré que currar para, en la próxima, convertirme en un sufrido almendro.




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