miércoles, 1 de febrero de 2012

The artist, incluso el perro






Hacía mucho tiempo que el cine no me hacía sentir lo que esta película ha hecho: experimentar  fotograma a fotograma la sensación de estar ante algo grande, magnífico. Ver el cine en su estado más puro, admirar el homenaje que el cine rinde al cine, hecho con talento, muchísimo talento que logra una película fascinante, espléndida, maravillosa.
 Desde el comienzo la sonrisa viene a tu rostro, una sonrisa cómplice, de plena identificación con la proyección, que emana una magia que hechiza, en la que el tiempo parece que no existe. Está lleno de ingenio este prodigioso homenaje al cine.
Espléndidos los actores, la historia, el montaje, la música, la fotografía. Se nota que está hecha con mucho amor y eso es lo que transmite esta preciosa joya. Tanto que sólo puedo hablar desde el entusiasmo.
Al final sólo se notan las molestias en las reales posaderas que han permanecido clavadas en la butaca porque los distribuidores no han previsto que ésta no es una película para butaca, sino para reclinatorio y genuflexión. Con el sonriplús aún en el rostro, en el brillante final se sienten unos deseos grandes de aplaudir a la obra bien hecha, a la originalidad y a la brillantez. Y de bailar, que conste. 

¡Viva el cine!

The artist 

No hay comentarios:

Publicar un comentario