miércoles, 7 de diciembre de 2011

Ladrón



Ryokan, un maestro de zen, llevaba una vida extremadamente simple en una pequeña cabaña al pie de una montaña. Una tarde, llegó hasta la cabaña un ladrón que descubrió que no había nada que robar.
Ryokan regresó a la cabaña y lo atrapó. Entonces le dijo:
-- Has hecho un largo camino para visitarme, y no deberías irte con las manos vacías. Por favor, toma mis ropas como regalo.
El ladrón estaba asombrado. Tomó las ropas y huyó corriendo. Ryokan se sentó desnudo a mirar la luna. "Pobre compañero, musitó, ojalá pudiera darle esta luna maravillosa."


Paul Reps, Carne zen, huesos zen.

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