miércoles, 12 de enero de 2011

El tercer hombre


Orson Welles/ Harry Lime
Un recuerdo para esta fascinante película. Espléndida, genial, exquisita. ¡Qué derroche de talento! Orson Welles, Alida Valli, Joseph Cotten, Carol Reed (dirección), Anton Karas (música), Graham Greene (guión y novela)... De lo mejor que ha dado la historia del cine.
"No he llegado a conocer la alegre Viena de antes de la guerra con su música y su hechizo..." Así comienza esta película que me apasiona tanto.
La primera vez que fui a Viena la tenía presente en mis sueños. El Prater, la noria gigantesca. A medida que daba la lentísima vuelta en la noria, recordaba la película al mismo tiempo que contemplaba la ciudad. El tren con el que comienza la historia (qué forma más perfecta de llegar a Viena, a cualquier ciudad, a cualquier sitio), el cementerio (principio y final de la película, que deja solos a los muertos, pero mucho más a los vivos), el escritor de novelas baratas como El jinete solitario de Santa Fe que nadie conoce, salvo un vulgar soldado ("me gustan sus novelas porque me permiten seguir haciendo cualquier cosa"). La presencia de los niños: el primero que aparece es un delator que convierte en víctima a Holly Martins (Joseph Cotten); los últimos, enfermos y moribundos, víctimas inocentes, convierten en delator al mismo Holly. Los lapsus de Anna Schmidt (Alida Valli). Y su gato que, en la noche vienesa, se acerca  a unos pies escondidos en un portal, la luz que se enciende bruscamente e ilumina el rostro más apasionante, siniestro, sonriente, el de mayor cinismo erótico que conozco, el de Harry Lime (Orson Welles), el gran protagonista cuya ausencia está presente todo el tiempo. Realmente Welles se apodera de la película, es el dueño y señor. Y ya en la noria, la conversación de los dos amigos. Harry, desde lo alto y abriendo la puerta a Holly:
"¿Víctimas?. No seas melodramatico. Mira allá abajo: ¿sentirías compasión por alguno de esos puntitos negros si dejara de moverse?. Si te ofrecieran 20000 dólares por cada puntito negro que se parara, ¿me dirías que me quedara mi dinero o empezarías a calcular los puntitos negros que serías capaz de parar? ¡Y libre de impuestos amigo!". Y la bajar de la noria con el mayor cinismo: " Recuerda lo que dijo no sé quien: en Italia, en 30 años de dominación de los Borgia no hubo más que terror, guerra, matanzas, pero surgieron Miguel Ángel, Leonardo y el Renacimiento. En Suiza, por el contrario, tuvieron 500 años de amor, democracia y paz y ¿cuál fue el resultado? ¡el reloj de cuco!"
Y todo el tiempo la música de Anton Karas...
Demasié... Esto es cine...






Joseph Cotten /Holly Martins





Graham Green




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