jueves, 5 de enero de 2012

La biblioteca oculta





Siempre he leído un poco compulsivamente llevada por ese determinismo tontorrón de que un libro te lleva a otro libro, de lecturas sugeridas o recomendadas, de una apetencia arbitraria. Total, que siempre acabo en los rusos, que forman parte de lo mejor de la literatura, pero como que me acabo cansando, que tampoco son la alegría de la huerta. Lecturas buenas sí son, pero ya se me estaba yendo la emoción, sacaba el libro del estante así como resignada, bueno, a leer...
Un día tomé una decisión que cambió mi vida. ¿Por qué no introducir el azar? Se me ocurrió una nueva forma de lectura, luego he sabido que también afecta y no poco a la decoración, ¿por qué no jugarme al azar el libro que iba a leer? Sólo tendría que cambiar la disposición de los libros en las estanterías. Muy animada por la nueva idea, incluso podría decir que entusiasmada, saqué todos los libros y los fui colocando al revés con los lomos pegados al fondo de la librería, los cambié todos, los dispuse sin orden ni concierto, ni autores, ni temas, ni tamaño, nada que los hiciera reconocibles, son muy enigmáticos los libros al revés, resultan muy, pero que muy peculiares, y  tan extraños...
Empecé así a leer al azar y descubrí lo mucho que mola. De hecho, el nuevo sistema (por llamarlo de alguna forma) me ha devuelto la pasión por la lectura. Ahora no sé qué libro seguirá a otro. Anoche me tocó un Balthus, sus memorias. Cómo disfruté, no pude acostarme hasta que lo terminé ya entrada la madrugada. Ahora mismo acabo de sacar El diario de un seductor de Kierkegaard que no es que sea un libro feminista, pero sé que cuando vuelva a leerlo trataré de olvidar toda esa misoginia que envuelve la cultura.
El sistema tiene sus inconvenientes, pero asumo el riesgo, es como una especie de ruleta rusa porque no me deshice de algunos libros que ahora me darían grima. Andan sueltos algunos "sartres" que si me salen tendré que leerlos con bicarbonato. El único que reconozco, incluso al revés, es Guerra y paz, siempre lo miro de reojo y reconozco que me hago trampa y me digo que lo voy a releer algún día, pero que ahora estoy precisamente con la ruleta rusa y ya se sabe, lo que toca, toca...
Me he vuelto muy selectiva en las nuevas adquisiciones. Le pido a alguien que me los coloque donde quiera. Yo no miro, no sé, no quiero saber. Con un poco de suerte me saldrán pronto y si no a apechugar con lo que toque, que con algunas excepciones (colarse siempre se cuela algún truño) siempre será bueno. La verdad es que estoy disfrutando de lo lindo.


Duke Ellington: Take the "A" train 

3 comentarios:

  1. Karenina, la has clavado, qué buen texto. Me dan ganas de hacer lo mismo, pero yo soy más tradicional. (Cidehamete de vuelta de Tenerife.)

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  2. Imagina tu casa, Cidehamete, tan llena de libros pero vueltos, con tomo pero sin lomo... Andar entre ellos, ahora tan desconocidos, es inquietante y divertido a la vez, es como si te estuvieran mirando todo el rato, te llegan a intimidar.
    Por cierto, tú vienes de Tenerife y yo me voy al cabo Polonio para trabajar de farera durante 3 meses. Au revoire.

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  3. .séver la sorbil sol renop ed aedi al lam átse oN
    dadivitaerc al ralumitse ed someh euq oerC
    .aes omoc lanoruen dadicitsalp al y

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