viernes, 7 de diciembre de 2012

Algo de Séneca





Rubens - La muerte de Séneca


Lo cierto y averiguado es que ninguno muere sin dar quejas, y ninguno hay que no se disponga a decir en el último día: "Viví y pasé la carrera que la fortuna me dio". ¿Quién hay que salga de la vida sin rehusarlo?, ¿quién sin gemir? Esto, pues, es el ser ingratos; porque no se contentan con el tiempo que les fue señalado. Si te pones a contar los días, pareceránte pocos. Considera que el sumo bien no consiste en el tiempo; séase el que se fuere, da gracias por él. No consiste la felicidad en que se te dilate el día de la muerte; porque aunque la dilación hace que la vida sea más larga, no hace que sea más dichosa. ¿Cuánto más acertado será, mostrándote agradecido a los entretenimientos de que has gozado, no contar los años de los otros, sino haciendo agradable estimación de los tuyos, ponerlos entre las ganancias, diciendo: "Dios me juzgó digno del tiempo que me dio, y esto me basta, y aunque pudo darme más, el que me dio fue beneficio suyo, no mérito mío"? Seamos, pues, agradecidos a los dioses, seamos agradecidos a los hombres, seamos agradecidos a los que nos socorren con alguna cosa, y asimismo lo seamos con los que dieron algo a los nuestros.

Séneca, De los siete beneficios.  


En una entrevista que recientemente le hizo Juan Cruz a André Comte-Sponville, preguntado el francés por su idea y aceptación de la muerte, respondió que no suponía para él problema alguno aceptarla y recordó una cita de los Ensayos de Montaigne: "Si no sabes morir, ¡no te preocupes! ¡La naturaleza te informará de ello enseguida!"

Louis Armstrong - When the saints go marching in   


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