martes, 10 de abril de 2012

La vida de los otros

La vida de los otros

Es una de las mejores películas que he visto en los últimos años. Trata de lo que te puede pasar si te inmiscuyes en las vidas ajenas. Si espías a los demás, lo que te pasa no es siempre malo, es más, puede ser bueno, buenísimo, especialmente si no estás mal del todo como persona aunque no sepas aún que estás en el bando equivocado y que los tuyos son una mierda, bueno, y sobre todo si los espiados tienen algo mejor que ofrecer. Ocurre en la RDA pero podría haber ocurrido en cualquier otra parte.
Un policía de la Stasi tiene la misión de espiar a un intelectual sospechoso de disidencia. Pasa las horas y los días escuchando todo lo que ocurre en la casa del intelectual. Poco a poco  la vida de los otros empieza a producir cambios en la suya. La lectura de un bellísimo poema de Bertold Brech (editado en el post anterior: Recuerdo de Marie A.), una partitura musical interpretada al piano por el intelectual (Sonata para un hombre bueno), el amor que se profesan los espiados... Estas circunstancias producen un cambio profundo en el solitario policía, lo transforman, hacen que experimente una especie de conversión, de caída del caballo. La conmoción por la belleza y el amor lo llevan a sentir simpatía (en el sentido más literal y etimológico del término) por los espiados y aversión por la corrupción que ha descubierto en la clase política de su país. El final de la película es hermoso.
Magníficos actores, especialmente Ulrich Mühe quien, por cierto, anunció un día que estaba enfermo y murió al día siguiente.       
Visto lo visto, habrá que ver si podemos encontrar en los demás algo que nos haga caer del cheval o, por lo menos, de la burrita pero sin espionaje, claro, faltaría plus. Aunque tiene su cosa eso del voyerismo, tiene su cosa...

La vida de los otros 


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