viernes, 10 de mayo de 2013

El sentimiento artístico



W. Turner - Fuego en el mar

 He aquí dos clases de sentimiento y goce que la contemplación del arte nos proporciona. Kant desarrolla más tarde sus ideas sobre Estética, este texto es un avance de sus ideas. El arte, fundamentalmente a partir del Romanticismo, hace experimentar al espectador un sentimiento ante lo desmesurado. Tal vez fue Kant el primero en utilizar el concepto de lo sublime para describir esa sensación.

"El sentimiento más delicado que ahora queremos considerar es particularmente de dos especies: el sentimiento de lo sublime y de lo bello. La afección es agradable para ambos, pero de manera muy diferente. La vista de una montaña, cuyas cimas nevadas se yerguen por encima de las nubes, la descripción de una tormenta enfurecida [ ... ] suscita complacencia, pero con horror. Por el contrario,, el aspecto de un prado lleno de flores, valles con arroyos serpenteantes, cubiertos con rebaños pastando, la descripción del Elíseo o el retrato de Homero sobre el cinturón de Venus, originan también una sensación apacible, pero que es alegre y risueña.
Para que la primera impresión tenga lugar en nosotros, con intensidad apropiada, hemos de tener un sentimiento de lo sublime y, para disfrutar convenientemente la última, un sentimiento para lo bello.
Las altas encinas y la sombra solitaria en el bosque sagrado son sublimes, las plantaciones de flores, setos bajos y árboles acortados, haciendo figuras, son bellos. La noche es sublime, el día es bello [...]. Lo sublime conmueve, lo bello encanta [...]. El semblante del hombre que es encuentra en pleno sentimiento de lo sublime es serio, a veces rígido y asombrado. Por el contrario, la viva sensación de lo bello se declara en la mirada por su esplendorosa serenidad, por rasgos de la sonrisa y, muchas veces, por su claro regocijo.
Lo sublime, a su vez, viene acompañado de diferentes especies. Este sentimiento viene acompañado algunas veces de cierto horror o también de melancolía, en otros casos únicamente de admiración sosegada y, en otros además, de una belleza que se extiende sobre un plano sublime. A lo primero lo llamo lo sublime terrible, a lo segundo lo noble y a lo tercero lo magnífico. La soledad profunda es sublime, pero de una manera terrible [...].
Lo sublime ha de ser siempre grande, lo bello puede ser pequeño. Lo sublime ha de ser sencillo, lo bello puede ser sencillo y estar adornado. Una gran altura es sublime del mismo modo que una gran profundidad; sólo que ésta va acompañada con la sensación de estremecimiento y aquella con la de admiración. Por lo que esta sensación puede ser sublime terrrible y aquella, noble" [...].

Kant, Obsevaciones acerca del sentimiento de lo bello y lo sublime.

Beethoven - 5ª Sinfonía 


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