sábado, 12 de noviembre de 2011

Subida al Mont Ventoux by Petrarca

Francesco


Mont Ventoux











Tanto tiempo confiando en la veracidad de la historia de Petrarca y creyéndome a pies juntillas que había subido al Monte Ventoso y que incluso era considerado como patrón de los alpinistas, pues va y no, que dicen los eruditos y los curiosos que no, que sólo se trata de una alegoría de la vida, que hay que considerarlo como un ascenso espiritual y que, en realidad, no se sabe si Francesco  subió o no a tal montaña. El caso es que me lo temía, ya me preguntaba yo cómo podría subir con esos extraños ropajes y tocados que se gastaba. Parece de todo menos alpinista. Y además que hasta los héroes ciclistas del Tour lo suben chutados y en aquella época sin dopaje, sin piolet y llevando como único bagaje Las Confesiones de S. Agustín, lo presumo imposible, por mucha energía espiritual que el de Hipona imprima, no creo yo que le pudiera dar tanta presteza al cuerpo.
¿De modo que puede que se trate de un viaje de mentirijillas? Pues anda ni nada, que no me he hecho yo la tira de ésos. Como  me ponga un día de verdad voy a contar la vuelta al mundo en ochenta días o la vuelta al día en ochenta mundos. 
Este Petrarca seguro que lo contó para fardar con Laura...  Y con otras, con bastantes, que parece que no se cortaba un pelo. Hasta hijos tuvo el de las órdenes menores. ¿Para qué se escribe y se cuentan gestas y hazañas si no es para fardar y para ligar? 
También hay quien viaja sólo para contarlo a los amigos, como Dominguín y su rollo con Ava Gardner. Se va uno de viaje a cualquier sitio y si no lo cuenta a nadie parece que no haya ido. Es como mi peluquera, que estuvo en el verano en New York y me lo ha contado ya varias veces, y al resto de la clientela.
Y lo de subir a las montañas, cuando veo en la tv las escaladas de la Edurne, que son muy buenas desde luego, esta cabecita mía no comprende para qué diantres tiene que subir a todos los ochomiles de la tierra. Igual es por el rollo de la tele y de los récords. Porque a mí también me van las montañas para meditar, pero las bajitas o las altas vistas desde abajo. Estás meditando, levantas la cabeza y  ves toda esa mole y se te viene enseguida la exclamación:
-- Madre mía!
Pero, en esto de los viajes, ya no es como antes en que uno decía: 
-Me voy a Roma (mayormente a ver al Papa).
Y va y se iba con lo puesto y andando. LLegaba hechos unos zorros, pero no era menester contárselo a nadie. Sin embargo ahora te dicen:
--¿Qué haces en el puente?
--Pues no sé. ¿Y tú?
-- Me voy a Bali. Es que hay unos hotelazos y unas playas de ensueño.
Otros se lo montan de otra forma y se van a Birmania en moto con sidecar. O cruzan Siberia en moto sin el sidecar, o el Atlántico a remo. Y escriben sus libros para contarlo.
De modo, querido Francesco, que te entiendo. Yo también me lo pienso montar con esto de los viajes y las montañas.


The Beatles: The fool on the hill 

1 comentario:

  1. Me dejas de piedra. Así que Petrarca era un mentiroso, si es que no te puedes fiar ya de nadie. Y por su culpa casi se nos muere nuestro Pío Baroja que creyéndose la hazaña de Petrarca quiso hacer algo parecido pero a la española. Los hermanos Baroja y un tal Paul Smichtz emprendieron una excursión al monte Urbión acompañados de una pareja de la benemérita. Pío llevaba un libro de Séneca como Petrarca llevaba uno de San Agustín. Baroja estaba exhausto y quería pararse a comer y descansar pero el suizo Smichtz, que era un experto alpinista, y la parejita de tricornios le dijeron que ni hablar porque hacía mucho frío y tenían que llegar a un lugar de abrigo. Cuando ya encontraron un resguardo hicieron fuego al que Baroja lanzó su Séneca ante la sorpresa de los presentes. Me pregunto qué habría hecho si hubiera sabido que lo de Petrarca era mentira.......

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