domingo, 24 de octubre de 2010

Le pied dans le jardin




Giverny. Nunca había estado en Giverny a pesar de mis enormes deseos. Pero esta vez no podía fallar después de haber visto tanto impresionismo. Especialmente Monet (Monet y la abstracción), 4 veces 4, y entrar en trance chaque fois.
Por tanto llevaba yo un recogimiento especial en la maison de Monet. Este recogimiento se fue disipando poco a poco. El jardín de Monet es una especie de jardín del Edén pero en lleno llenísimo, hasta los topes, gentes (diría muchedumbre o masa), cámaras, una persona detrás de una cámara, a veces dos cámaras delante de una persona. Y todas las personas guiadas por sus cámaras y todas las cámaras disparando.
Yo misma al cabo de una hora ya había hecho unas doscientas fotografías y ya me salían los nenúfares by the eyes. Estaba harta de gente, de colas y hasta de los mismísimos nenúfares. Además después de varias vueltas al jardín ya reconocía los nenúfares y me decía:
-- A éste ya lo he fotografiado antes, lo reconozco.
Y me senté en un rinconcito y por aquello de la compulsión empecé a fotografiarme los pies. Bueno y por el colorido de mis calcetines, porque llevaba un color para chaque jour y aquel día eran especialmente bonitos y hacían juego con el entorno. Y también porque estaba en el jardín de las plantas y los pies tienen plantas, el jardín de las plantas, las plantas de los pies.
Y en mi banco también hacía meditaciones sobre los pobres nenúfares que recibían tantas fotos, puede que les pase como a mí que no me gusta que me fotografíen. Si pudieran hablar pedirían ansiolíticos, gritarían que no pueden más. Porque una cosa es que los pinte sosegadamente un solo monsieur avec tranquillité, y otra es la batalla campal que tienen que soportar los pobres cada día, que también son seres vivos, caramba, y por ellos no se preocupan los de los animalitos. 
Y recordé al pintor que los creó y recreó. Monet se inventó el paisaje y se lo acercó a su maison. Lo fue pintando una y otra vez dejándose impresionar por la luz y el color. Luego se fue haciendo mayor, se quedó casi ciego, prescindió del paisaje y nació la abstracción. Y siguió pintando con obstinación, buscando la luz y el color de su jardín mental. Y acudieron jóvenes de otros lugares  a pintar a partir del maestro. Algunos se quedaron a vivir en la zona.
Y en medio de estas meditaciones deseé que mi guía pasara por allí y me diera un masajito en los pies, pero sin calcetines que mola más.





Joan Baez y Donovan: Colours 






1 comentario:

  1. La verdad es que el pie se integra muy bien en el paisaje. Salvando las distancias parece un manojo de espliego que el pintor hubiera plantado también en su jardín.
    Y Monet quería pintar el aire. Una vez dijo: “Quiero lo inalcanzable. Otros artistas pintan un puente, una casa, un barco, y eso es el fin. Están acabados. Yo quiero pintar el aire que rodea el puente, la casa, el barco, la belleza del aire en el que estos objetos están inmersos, y eso es prácticamente imposible”.
    Es el pintor del instante, del continuo cambio de las cosas, de la luz que cambia constantemente, del color que esa luz imprime y del aire que envuelve los objetos. Sus cuadros parecen sueños que se convierten en realidad.
    Hasta el 24 de Enero en el Grand Palais de París se exponen cerca de 200 cuadros. Que los disfrute quien pueda……..

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