sábado, 23 de abril de 2011

Día del libro

Miguel de Cervantes


"Yace aquí el Hidalgo fuerte
Que a tanto extremo llegó
De valiente, que se advierte
Que la muerte no triunfó
De su vida con su muerte.
Tuvo a todo el mundo en poco;
Fue el espantajo y el coco
Del mundo, en tal coyuntura,
Que acreditó su ventura,
Morir cuerdo y vivir loco."

Cervantes o Cide Hamete o Pierre Menard o Sansón Carrasco...




¡Feliz día del libro! Otros días vendrán...


Vivaldi: Cuatro estaciones- Primavera




Esa extraña pareja


jueves, 21 de abril de 2011

Actualidad de Ionesco



Durero: Rinoceronte


El tal Cide Hamete, que otras veces adquiere el nombre de Pierre Menard y que adora tanto la ficción como el ensayo, bajo el título Actualidad de Ionesco, me envía esta miscelánea sandunguera...


  Dos alumnos de Enseñanza Secundaria Obligatoria presencian, en el teatro romano de Sagunto, una representación teatral de Edipo Rey. En ningún momento se quitan los pinganillos que cuelgan de la oreja.

Un grupo de estudiantes de Bachillerato va a Almagro para recorrer la ruta cervantina y asistir a una función de teatro clásico. La noche en que llegan a la población, tras instalarse y cenar en un hotel a medio kilómetro de la Plaza Mayor, ninguno siente la necesidad de visitarla. Velan armas para la apoteósica noche de las habitaciones (carreras, portazos y holgado camarote de los hermanos Marx), sin dormir, ni dejar dormir a nadie.

Se me cuenta que en un viaje a Italia de alumnos preuniversitarios el mayor interés, al llegar a las ciudades –Florencia, Venecia-, consistía en visitar las tiendas conocidas: Zara, Benetton... En la cola que conduce al Duomo las protestas eran insistentes (“¿para qué nos traen aquí?”). Finalmente, el diezmado grupo que entró en la Catedral se fue dispersando hasta dejar a la profesora sola con el guía. Por la noche, en las habitaciones (la noche de las habitaciones), hacían el “submarino”: encerrarse en un armario a fumar canutos, para que no se pierda residuo alguno y el humo concentrado los coloque más.

Fuera del contexto escolar, en la consulta de mi médico de cabecera, mientras esperamos el turno, contemplamos reportajes del canal Viajar. Hay uno sobre Jamaica. Sale un músico rastafari, con sus cabellos trenzados, que habla de Bob Marley y la peculiar “filosofía” de vida que comparten. Una señora comenta a mi lado con total seriedad: “Parece un mono”. Luego sentencia: “Viajar está muy bien. Pero eso de ir tan lejos... pudiéndolo ver en la tele.”

Rinocerontes, de Ionesco, me parece una de las obras más proféticas del siglo XX. ¿Hasta cuándo podremos resistir sin capitular?

En serio, querido, no me lo puedo de creer...Y a mí eso de Italia que va y me suena...

Bobby McFerrin: Don't worry be happy 


Bob Marley: No woman no cry


Ionesco






















jueves, 14 de abril de 2011

14 de Abril







A la memoria de E. V. republicano, socialista y abuelo mío.

14 de Abril de 1931. Nada más levantarse el hombre miró por la ventana. Lucía el sol. Se dirigió a la sala y encendió la radio. Estaba impaciente por saber qué iba a ocurrir después de las votaciones del domingo. Los acontecimientos se estaban precipitando. Sólo habían votado para los ayuntamientos, pero a lo largo de la mañana se enteró de que el rey había salido del país. A lo largo del día las noticias se fueron sucediendo. Por primera vez en su vida no fue a trabajar, estuvo pendiente todo el tiempo de la radio. Cuando ya supo la noticia, comunicó a sus vecinos que un nuevo régimen había sustituido a la monarquía, aunque no participó del júbilo colectivo, a pesar de haberlo deseado tanto. Contuvo la alegría que sacó a las gentes a la calle durante toda la noche y en los días siguientes y le embargó una honda preocupación.
-- Se avecinan tiempos difíciles, se dijo.
Pasó el tiempo y la alegría exterior se fue disipando. Volvió a su vida austera de siempre, al trabajo. En las largas noches de invierno se sentaba junto a su esposa que cosía al lado de la chimenea. Y allí leía para ella las grandes obras de la literatura universal: El Quijote, Crimen y castigo, las obras del conde Tolstoi... Al amanecer y a la puesta del sol, miraba por la ventana. Veía la estación, al fondo las montañas. Algo dentro de él se estremecía, barruntaba un desenlace inminente y trágico...
Duraron poco, la res publica y la alegría. Algunos acabaron con ellas de un zarpazo. España se oscureció en una larga edad media, mediana, mediocre. Los poetas estaban lejos, en el exilio. Duros tiempos, duros, para los que se fueron y para los que se quedaron. Él siguió leyendo para su esposa los mejores libros, trabajando duramente, cuidando de su familia, lamentando la nueva situación que duró tantos y tantos años. A veces se quedaba taciturno, poseído de una inmensa tristeza. Siempre fue un hombre honrado. Murió el 14 de abril de 1974, sin haber podido ver el final de aquella oscura historia.
Como dijo el poeta:



Ya hay un español que quiere
vivir y a vivir empieza, 
entre una España que muere
y otra España que bosteza.


Españolito que vienes
al mundo te guarde Dios,
una de las dos Españas
ha de helarte el corazón.


Antonio Machado: Proverbios y cantares.




Himno de Riego

Paco Ibáñez y Rafael Alberti: A galopar 











viernes, 8 de abril de 2011

Iluminaciones

Nicholas Roerich





Libre de ataduras, como una bruma arrastrada por el aire
me dejo llevar
hasta donde me quiera dejar el viento.

Daigu Ryokan


Mente clara,
corazón tierno.

Siddharta Gautama


No sé por qué estamos aquí, pero estoy bastante seguro 
de que no hemos venido para divertirnos.

Ludwig Wittgenstein


El estudiante dijo al maestro:
-- Estoy muy desanimado, ¿qué puedo hacer?
El maestro respondió:
-- Anima a otros.

Tradicional zen

He descubierto que toda la infelicidad del hombre deriva
de una misma fuente: no ser capaz de estar sentado
tranquilamente en una habitación.

Pascal


Las personas ven a los demás según ellas son. Si eres
ambicioso, así verás a los demás. Si eres codicioso, crerás
que los demás están llenos de deseos.

Bunan


Frente a la experiencia real, los conceptos son como copos
de nieve cayendo sobre una llama.

Shibayama Zenkei


Homenaje a George Harrison: My sweet lord


Roerich

lunes, 4 de abril de 2011

El hijo pródigo





Rembrandt: El regreso del hijo pródigo

Para M. A. con mucho cariño.


El poema de Kavafis remite a una de las mejores obras de la literatura universal: La Odisea. A Ulises y su largo viaje de regreso a Ítaca desde Troya, especialmente al viaje que recomienda largo y rico en experiencia. Y entendido el viaje como metáfora de la vida, me sugiere inmediatamente el tema del hijo pródigo, tan recurrente en mi vida. La parábola procede del evangelio de Lucas y habla de la marcha del hogar paterno y de la vuelta a casa, del amor y del perdón. La parábola tan rica en símbolos ha sido abundantemente explicada, comentada y recreada por distintos autores. 
Ha sido Rembrandt uno de los pintores que más atención le dedicó. A lo largo de su vida se autorretrató en varias ocasiones como hijo pródigo, hasta que al final, ya anciano y casi ciego, lo hizo como padre. En el cuadro El regreso del hijo pródigo, que se conserva en el Ermitage de San Petersburgo, el anciano que recibe a su hijo es Rembrandt.
Pintores, escultores, músicos, escritores... Muchos se han ocupado de esta historia.
Un padre tiene dos hijos. En un momento determinado, el hijo menor le pide su herencia porque quiere vivir su vida. En unos años dilapida su fortuna hasta que se encuentra cuidando cerdos. En la porqueriza piensa que cualquier criado de su padre vive mejor que él. Decide volver y pedirle perdón a su padre para vivir como un siervo. Cuando llega, el padre lo recibe lleno de júbilo. Lo hace vestir con sus mejores ropas, celebra un banquete en su honor, ante el resentimiento del hijo mayor que ha permanecido siempre en la casa, ve amenazada su herencia y arrebatado el cariño exclusivo de su padre. Por cierto ¿dónde están las chicas? Me refiero a la madre, a las hijas pródigas... Como siempre...
De los dos hermanos, el pequeño ha cometido errores, pero ha arriesgado, ha aprendido, en tanto que el mayor, que nunca ha salido, está lleno de resentimiento y envidia. La vida vivida del pequeño hace que su vuelta sea especial, ya que no vuelve igual que se fue, sino lleno de vida y experiencia. Y la vida incluye todo, es, como decía Nietzsche, el grito de la parturienta, sufimiento y goce plenos.  La vida del hermano mayor se ha limitado a seguir lo programado, la rutina, ningún desequilibrio, ninguna pasión. El pequeño ha vivido (habría que preguntarse si vive todavía, ésta es la cuestión) plenamente.
André Gide en una minúscula obra El regreso del hijo pródigo contempla el regreso como una derrota y se inventa otro hermano menor. El pródigo lo anima a que se vaya de casa.
En un estupendo blog dedicado a la literatura, mi amigo Cide Hamete, analiza el poema de Cernuda, Peregrino, exquisito y delicioso poema que no me resisto a insertar para goce y disfrute de quienes lean este blog. En un estupendo ensayo, mi amigo establece una relación entre el poema de Cernuda, el de Kavafis, Browning (Epílogo), Gide (Les nourritures terrestres), Ayala y,  por supuesto, Baudelaire.
Derrota o no, con Ítaca o sin ella, la idea es el camino y la riqueza que nos proporciona la vida en riesgo, el valor. No supone esto el deporte de riesgo en Birmania o algo así. El valor de afrontarse uno mismo con dignidad, sin subterfugios, de ser lo que uno quiere ser, de vivir plenamente, de sacudirse la rutina de lo cotidiano. Como decía Rilke: "Si su vida cotidiana le parece aburrida, no la culpe; cúlpese usted. Dígase que no es lo sufiente poeta para suscitar su riqueza. Para los poetas no hay lugar pobre, indiferente".
He aquí el poema de Cernuda:



        Peregrino 
 
¿Volver? Vuelva el que tenga,
Tras largos años, tras un largo viaje,
Cansancio del camino y la codicia
De su tierra, su casa, sus amigos.
Del amor que al regreso fiel le espere. 


Mas ¿tú? ¿volver? Regresar no piensas,
Sino seguir siempre adelante,
Disponible por siempre, mozo o viejo,
Sin hijo que te busque, como a Ulises,
Sin Ítaca que aguarde y sin Penélope.


Sigue, sigue adelante y no regreses,
Fiel hasta el fin del camino y tu vida,
No eches de menos un destino más fácil,
Tus pies sobre la tierra antes no hollada,
Tus ojos frente a lo antes nunca visto




Duran Duran: Lay lady lay





Cernuda
Gide

http://ccm-cidehamete.blogspot.com/




martes, 29 de marzo de 2011

Ítaca

Ulises y las sirenas


Cuando emprendas tu viaje a Ítaca
pide que el camino sea largo,
lleno de aventuras, lleno de experiencias.
No temas a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al colérico Poseidón,
seres tales jamás hallarás en tu camino,
si tu pensar es elevado, si selecta
es la emoción que toca tu espíritu y tu cuerpo.
Ni a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al salvaje Poseidón encontrarás,
si no los llevas dentro de tu alma,
si no los yergue tu alma ante ti.

Pide que el camino sea largo.
Que muchas sean las mañanas de verano
en que llegues -¡con qué placer y alegría!-
a puertos nunca vistos antes.
Detente en los emporios de Fenicia
y hazte con hermosas mercancías,
nácar y coral, ámbar y ébano
y toda suerte de perfumes sensuales,
cuantos más abundantes perfumes sensuales puedas.
Ve a muchas ciudades egipcias
a aprender, a aprender de sus sabios.

Ten siempre a Itaca en tu mente.
Llegar allí es tu destino.
Mas no apresures nunca el viaje.
Mejor que dure muchos años
y atracar, viejo ya, en la isla,
enriquecido de cuanto ganaste en el camino
sin aguantar a que Itaca te enriquezca.

Itaca te brindó tan hermoso viaje.
Sin ella no habrías emprendido el camino.
Pero no tiene ya nada que darte.

Aunque la halles pobre, Ítaca no te ha engañado.
Así, sabio como te has vuelto, con tanta experiencia,
entenderás ya qué significan las Ítacas. 


Constantino Kavafis



Lluís Llach: Viatge a Ítaca 


Kavafis

Ulises y Polifemo

martes, 22 de marzo de 2011

Desde la terraza





A veces subo a la terraza del edificio donde vivo y desde allí observo la ciudad y el cielo.  Contemplo la ciudad tan próxima al mar y me pregunto cómo sería aquí un maremoto. No dejo de pensar en ese lejano país donde las fuerzas de la naturaleza han desatado una inmensa tragedia. Pienso en la gente que lo está pasando tan mal y sin embargo tiene un comportamiento tan admirable. El desastre producido por los fenómenos naturales se ha visto agravado por el nuclear, que ya no es propio de la naturaleza.  Estamos con el pueblo japonés, tratamos de ponernos en su piel y sentir con él. Lo sucedido en Japón nos hace ver la fragilidad y futilidad de todo.
Recuerdo la vista de Lisboa desde el castillo de San Jorge en un luminoso atardecer. Mientras contemplaba la ciudad, pensaba en aquel devastador terremoto y maremoto que la asolaron y destruyeron el 1 de Noviembre de 1755. ¿A quién hacer responsable de un desastre natural?  Fue un tema de reflexión para los filósofos ilustrados y Voltaire escribió un famoso poema.
Cierro los ojos, imagino mi ciudad, las ciudades devastadas de Japón y aquella lejana en el tiempo, Lisboa. Los abro y miro al cielo, es mediodía. Lo veo surcado por numerosos aviones. Vuelan en parejas y se dirigen hacia el Mediterráneo. Me estremezco y recuerdo haber visto la misma imagen en otras ocasiones, en las dos guerras del Golfo. Y de repente me doy cuenta de que estamos en guerra, que el día anterior, entre las numerosas noticias que procedían de Japón, se coló una tremenda que marginé quizás inconscientemente.
Me llevo las manos a la cara y al momento vuelvo a mirar.
-- ¡La guerra otra vez!
Y no es un sueño ni una alucinación. Los aviones llenan el cielo, vuelan alto y llevan la misma dirección, se adentran en este antiguo mar y se dirigen hacia objetivos desconocidos. Hay otros de vuelta, quizá se saluden en lo alto.
Los días están cayendo sobre nosotros duros como piedras. Se nos ha venido encima una guerra sin darnos cuenta. Tratan de justificarla, la razón es así, un tanto mercenaria, puede justificar algo y su contrario. Dicen que hay que derribar tiranos y liberar a los pueblos oprimidos. Pero antes ellos los armaron hasta los dientes, les vendieron todas las armas que pudieron y no tuvieron en cuenta al pueblo oprimido. Y no hay mayor tiranía que el hambre y la enfermedad, pero no hay tanto interés por derribarla y liberar a buena parte de la humanidad de su mayor opresión, de ahí no se saca botín. La codicia está en el fondo de todas las guerras. Los desastres producidos por los fenómenos naturales no tienen responsables. Sin embargo las guerras tienen responsables y éstos nombres y apellidos.
Desde mi pequeño rincón quiero decir lo más fuerte que pueda:

¡NO A LA GUERRA! ¡NO A LAS GUERRAS!

Colifatos del mundo, estemos unidos contra las guerras. Porque amamos la vida y despreciamos la muerte.




Quilapayún: La muralla 

Mercedes Sosa: Sólo le pido a Dios