sábado, 24 de noviembre de 2012

El emigrante





Caravaggio - El sacamuelas

He tenido una habilidad especial de no enterarme de las letras de las canciones en cualquier idioma que estuvieran escritas. Siempre me he deleitado en la música, mientras que la letra carecía de importancia. Pero un día me dije que no podía seguir haciendo tal cosa, que estaba despreciando un inestimable tesoro.
Lo que me ocurrió a partir de entonces fue inenarrable. Ciertamente admiré algunas maravillosas letras que eran pura poesía, pero también caí en la decepción mas absoluta al enterarme de algunas letras de canciones que había escuchado e incluso tarareado en la ducha. El colmo del horror fue la canción El emigrante, que tan graciosamente cantaba Valderrama y casi toda España (y sigue cantando).
La canción trata de uno que, como tantos otros, tiene que abandonar la España querida y marcharse lejos a buscarse la vida. El horror comienza al principio:

Tengo que hacer un rosario
con tus dientes de marfil
para que pueda besarlo
cuando esté lejos de ti.

La había oído un montón de veces hasta que un día caí en la cuenta de lo del rosario de dientes de marfil. El pobre emigrante tiene que irse sin la novia pero tiene que llevarse algo significativo que le obligue a recordar. Así que recurre a una gesta muy particular: llevarse los dientes de la novia y hacerse con ellos un rosario, recurso en el que une lo sagrado y lo profano. Y me pregunto cómo lo hizo, ¿con su consentimiento o sin él? ¿La llevó al dentista o lo hizo él mismo? ¿Con anestesia o lo vivo? Lo cierto es que según se dice en la canción  se hizo el susodicho rosario y se lo llevó. La novia quedaría desdentada tal vez para siempre o quizás le encargó una dentadura, pero raro es, ya que si no tenía pasta y en aquellos años de la posguerra, lo tendría bastante complicado. 
La canción sigue afirmando obstinadamente el hecho consumado:

Llevaba por compañera
a mi Virgen de San Gil,
un recuerdo y una pena
y un rosario de marfil.

Yo soy un pobre emigrante
y traigo a esta tierra extraña
en mi pecho un estandarte
con la alegría de España
Con mi patria y con mi novia
y mi Virgen de San Gil,
y mi rosario de cuentas 
yo me quisiera morir.

Me gustaría pensar que la mayoría de la gente que sigue canturreando la canción no se ha enterado de la letra y que pasa desapercibido el espantoso hecho, que si dura es la condición de emigrante, más lo parece quedar desdentada para toda la vida, que no hay que exagerar, que con una foto basta. Y luego hablan de actos macabros...


Juanito Valderrama - El emigrante



martes, 13 de noviembre de 2012

En un lugar de La Mancha











Hechas, pues, estas prevenciones, no quiso aguardar más tiempo a poner en efeto su pensamiento, apretándole a ello la falta que él pensaba que hacía en el mundo su tardanza, según eran los agravios que pensaba deshacer, tuertos que enderezar, sinrazones que enmendar, y abusos que mejorar, y deudas que satisfacer. Y así, sin dar parte a persona alguna de su intención y sin que nadie le viese, una mañana, antes del día, que era uno de los calurosos del mes de Julio, se armó de todas las armas, subió sobre Rocinante, puesta su mal compuesta celada, embrazó su adarga, tomó su lanza, y por la puerta falsa de un corral salió al campo, con grandísimo contento y alborozo de ver con cuánta facilidad había dado principio a su buen deseo.



Miguel de Cevantes, El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha.