domingo, 29 de mayo de 2011

Las mil y una noches

Matisse: Las mil y una noches


Había una vez un rey que tenía dos hijos, Shahryar el primogénito  y Schazenan el menor. A su muerte, Shahryar heredó el reino y por el afecto mutuo que sentía hacia su hermano menor, le cedió el reino de la Gran Tartaria. Tuvieron que separarse y Schazenan fijó su residencia en Samarcanda.
Al cabo de un tiempo de no verse, se añoraban y Shahryar mandó una invitación a su hermano para que lo visitara. Con motivo de este viaje de Schazenan, los dos descubrieron que sus esposas eran infieles, las mataron y pensaron que todas las mujeres sin excepción eran malas, malísimas. Shahryar, que hasta ese momento era un rey amado por su pueblo, se convirtió en un tirano de lo más cruel. Para asegurarse de que ninguna mujer volviera a serle infiel, encargó a su Visir que cada día le preparara una muchacha virgen, por la noche la desposaría y por la mañana la mandaría matar. Así pasaron tres largos años y Shahryar se ganó el odio de sus súbditos.
Las mujeres huían del reino. Pero hubo una, Shahrázád, hija del Visir que se ofreció voluntaria para ser la siguiente ante la consternación de su padre.
Rogó a Shahryar que su hermana menor, Diznarda, la acompañara. Antes de llegar ante el Sultán, le pidió a su hermana que apareciera en su aposento una hora antes de amanecer y le pidiera que le contara un cuento.
Shahrázád inició una serie infinita de cuentos que la salvaron de la muerte a ella y al resto de mujeres. Estos relatos están entrelazados, dejan siempre el final para el siguiente amanecer y mantienen la curiosidad de Shahryar. Después de las mil noches, gracias a los  tres hijos que le dio y a su ingenio, el Sultán le perdonó la vida.
Borges dice acerca del bello título: "decir mil noches es decir infinitas noches, las muchas noches, las innumerables noches. Decir "mil y una noches" es agregar una al infinito".
El origen del libro es incierto. Borges habla de los contadores de cuentos que distraían el insomnio de Alejandro de Macedonia. En cualquier caso, se trata de cuentos anónimos que fueron recopilándose hasta dar lugar a este grandioso libro.
"Uno tiene ganas de perderse en Las mil y una noches; uno sabe que entrando es ese libro puede olvidarse de su pobre destino humano; uno puede entrar en un mundo, y ese mundo está hecho de unas cuantas figuras arquetípicas y también de individuos" (Borges: Siete noches).


Rimsky-Korsakov: Scheherazade 






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lunes, 23 de mayo de 2011

¡Viva mayo!






En la Plaza 15 de mayo



Primero fue el francés (mayo) y ahora al fin tenemos producción propia, nuestro mayo autóctono, ya podremos hablar en los lustros venideros del mayo español (¡cómo mola!). 
Hablábamos del mayo francés y guiñábamos un ojo y nos quedaba siempre París, el boulevard Saint Germain y el hotelito. Ahora ya podemos ir a la plaza de cualquier ciudad española, que la gente está de marcha. Creíamos, con mucha angustia, que a los jóvenes sólo les interesaba el botellón, pero no, queridos míos, no, están vivitos y coleando, más coleando que nunca.
Me froto los ojos cuando me levanto y me pregunto si es verdad lo que está pasando: el agua de mayo, la tierra fértil y la semillita que se está sembrando, que no se sabe para dónde va, pero que tiene muy buena pinta. Al fin emerge la sociedad civil, al fin los jóvenes, al fin algo cambia en estos lares de bancos poderosos, partidos rancios, fondos monetarios... etc...
En una de estas plazas (la que han bautizado como Plaza del 15 de mayo) una chica cuida de su parcela donde todo el que quiere se acerca y escribe lo que le parece (mucho sobre la decepción, de forma bastante crítica, aunque tienen especial cuidado en que no se pongan nombres). Esta chica, como el resto, cuida la movida, forma parte de un todo antes desconocido,  pero unidos ahora en un destino común.
Un hombre que pasa por ahí se le acerca con  ganas de bronca:
- Basura, eso es lo que sois, estáis rodeados de basura porque vosotros sois basura. Tendríais que iros a vivir con Gadafi, con Castro o con Stalin...
El hombre sigue dedicándole a la chica toda clase de lindezas. Ella lo mira y con toda calma le dice:
- Señor, si quiere usted hablar, a las 8 hay asamblea. Venga y diga lo que quiera, tiene usted un minuto y medio.
El hombre se aleja bajando el tono de voz, pero sigue musitando los improperios que lleva dentro probablemente desde hace mucho tiempo.
Me gusta esa forma de hacer de estos jóvenes que de forma pacífica, sin ruido y casi como el que no quiere la cosa están poseídos de un gran empeño. Yo le pregunto:
-¿Hasta cuándo vais a estar aquí?
- Hasta que cambie el mundo.
Lo dice con toda naturalidad. Me quedo pasmada. Éste es nuestro mayo a partir de ahora, ésa es mi gente.


Joan Baez: No nos moverán

Bob Dylan: Blowing in the wind (Felicidades!)


María del Mar Bonet: Mercè


Asamblea en la Plaza 15 de mayo










jueves, 19 de mayo de 2011

Gustav Mahler

Gustav Mahler


Un recuerdo para Gustav Mahler con motivo del centenario de su muerte que tuvo lugar en Viena el 18 de mayo de 1911. Fue más conocido en vida como director de orquesta que como compositor, sin embargo un siglo después perdura su música.
Durante el verano, en el tiempo libre que le dejaba su trabajo como director, se encerraba en su refugio junto al lago Attersee, en el Salzkammergut. De allí salió buena parte de su música. Su vida fue desdichada y pidió ser tratado por Freud. Ambos tuvieron un encuentro en Leiden que duró unas cuatro horas.
Thomas Mann se inspiró en él para crear a Gustav von Aschenbach, protagonista de la novela Muerte en Venecia y después Visconti en la película del mismo nombre.

Mahler: 5ª Sinfonía-Adagietto


Refugio de Mahler en el Attersee
Paseo terapéutico de Mahler y Freud

domingo, 15 de mayo de 2011

Elecciones (como dijo un chino)







Qué difícil es salir a la calle en época de elecciones (en chino). Además del plus de los pajaritos, cuando menos te lo esperas te sale de detrás de un árbol, en plan gabardina, un candidato que amenaza mostrarte todo su plan electoral en menos que canta un gallo. Vas por la calle y ves al personal que anda metido en tribulaciones con su margarita en la mano.
También yo ando metida en mis tribulaciones, que queda poco y una no sabe a qué atenerse.
El buzón se llena de papeletas en un derroche de papel (la de árboles que se talarán). Las papeletas están llenas de nombres que, o no me gustan, o no conozco. 
Sueño con que llegue algún día que nos la ofrezcan en blanco y nos permitan apuntar a los que consideramos mejores. Ese sueño me ilusiona. No tendría duda en apuntar en primer lugar a Albert (Barniol). Es inimaginable el bien que haría a la población: a) por un lado no resiste comparación con ningún otro candidato (os imagináis todo el día como el tiempo, pero sin  el tiempo, en plan eterno...), b) es sobrio, austero, le bastan unos simples vaqueros y eso es justa prueba de que no se nos va a corromper por más que le ofrezcan trajes y trajes pijos, no se nos va a meter en ninguna trama y c) estoy más que segura de que pondría en manos de la comunidad todo su paquete de medidas para salir de este pozo de amargura en el que nos hallamos. 
Al final, como siempre, la urna, el voto y salir llorando, y buscar un rinconcito donde refugiarte, porque acabas de tirar los sueños a la papelera con los mocos.Recuerdo mi sueño parisino de la Comuna colifata. Como la cosa parece que se presenta jodida, siempre nos va a quedar nuestra comuna, la de todos los colifatos que quieran aprender a vivir de otra manera. Así, a pesar del negro resultado que se avecina, nos queda un sueño que podemos compartir. Aquello del jardín, el huerto, la granja y la risa. Además de las columnas para el retiro y los árboles para la meditación y los pajaritos civilizados.
Que chacun fait son métier, cada uno lo que mejor se le dé. Ejemplo: yo soy experta en borrar, afilar lápices y carboncillos, pues haría eso en mis horas de curro. A quien se le dé bien otra cosa pues que la haga. Sobre todo necesitamos gente que nos haga reír, no habrá problema porque también tenemos. Si es que tenemos de todo, sólo hay que dar el pasito, que es un gran paso para la humanidad.
Mientras pensáis estas cosas os envío un vídeo de cuando estuve en Los Ángeles,en la gala  de estos superfenómenos y me quedé enganchada de la cosa lumbar a causa del bailongo (es que se me van los pies chaque fois que los escucho y allí me pasó en directo, tuve que salir en una ambulancia y desde entonces ando en la ruina porque se me fue toda la pasta en el hospital porque allí si no pagas lo tienes claro). Os dejo con el espectáculo y que os sea leve por lo que se nos viene encima.

¡Colifatos del mundo, uníos!
¡Viva la Comuna colifata!
¡No a la guerra! ¡No a las guerras!




 

domingo, 8 de mayo de 2011

Pajaritos


Escher: Día y noche


Han vuelto, vinieron con el buen tiempo. Sé que están, aunque no los he visto como también sé que son muchos. Desde que los oí una mañana, clausuré las ventanas y persianas de mi casa. Vivo con luz artificial y me procuro ruidos que tapen sus trinos. Pongo la música alta (¡qué pueden importarme a estas alturas los vecinos!). Pero sé que están ahí. Lo peor es cuando se lanzan a picotear la persiana, es horrible, me sobresaltan y no sé dónde esconderme.
Todo ermpezó el año pasado. No, todo empezó antes, en Asís. Era un día espléndido de primavera. Después de haberme imbuido de Santa Clara, de San Franciso, de Cimabue y de Giotto, subí a un montículo y me senté debajo de un árbol desde donde contemplaba la ciudad y un paisaje extraordinario. Cerré los ojos y escuché a los hermanos pajaritos con sus alegres trinos que sobrevolaban el árbol donde me hallaba y se posaban sobre alguna de sus ramas. Y entonces pensé que me chiflaría que se me acercaran y se posaran sobre mis brazos, como a San Francesco. Pero eso sería cosa de la santidad y yo me hallaba lejos, lejísimos de ese punto. Y eso que a veces me da por imitar a mis santos prefes. Sin ir más lejos, no sé qué daría por tener un éxtasis berniniano como mi Teresa... Bueno, pues mi estancia debajo del árbol me llevó a largas meditaciones y consideré aquel día como muy dichoso en mi vida.
El año pasado, cuando llegó el buen tiempo, vi un pajarito en mi balcón. Poco después vi la parejita. Me llené de dicha y me senté a observarlos. Todos los días me sentaba un rato, los observaba y me sentía feliz como en Asís. Y un día, mientras los observaba, me vino al cap:
- ¿Tendrán hambre?
Y esa pregunta me hizo urdir una estratagema para satisfacer mi deseo reprimido. Ya que no por la vía de la santidad, ¿por qué no por el estómago? Me los ganaría dándoles de comer hasta lograr que se acercaran a mí sin comida. No sabía qué comían los pajaritos, pero pensé que algo de grano y lo que tenía a mano era arroz. Así que puse un montoncito de arroz en mi mano y salí al balcón. Nada más verme se fueron espantados.
- Pobrecitos, no están acostumbrados al contacto con humanos.
Les dejé el arroz cerca de la ventana. Se acercaban hasta la repisa del balcón pero se sabían observados interesadamente y no se acercaban a la comida. Salí, les puse la comida sobre la repisa, en la parte más alejada de la terracita. Poco a poco se acercaban, picaban un grano y se iban volando. También poco a poco llegó la confianza y entraban a comer con tranquilidad. Yo disfrutaba desde mi sillón, fue un tiempo feliz, la terracita se iba llenando de parejitas, cada vez les ponía más arroz.
Ahora sé que tendría que haberme bastado con esto porque yo era feliz con la contemplación. Siempre queremos más, no nos satisface nada. Quería que se posaran en mí aunque lo veía imposible porque en cuanto abría el balcón volaban que se las pelaban. Y no sé por qué, si fue un arrebato fruto de la impotencia o qué, pero un día me dije:
-- Nada de hermanos pajaritos, son animales y no van a comer el mismo arroz con el que alimento a mi familia.
Y me fui a un supermercado. Compré la marca barata "Facendado," sin saber que aquella decisión cambiaría mi vida.
Cuando volví a casa ya estaban esperando, con la desesperación que da el hambre. Les saqué el nuevo arroz. En cuanto entré se avalanzaron sobre él y nada más probarlo se retiraron rápidamente. Se posaron sobre la barandilla y me miraban con estupor. Al principio no entendía qué les pasaba. Se alejaban, se acercaban, picoteaban el arroz y lo tiraban. Lo despreciaban con tanta intensidad que me resultaba insoportable. Tiré el arroz, volví a poner del mismo. Se acercaban y ni lo probaban. 
Al día siguiente se me ablandó el corazón y volví a ponerles el arroz familiar. Lo comían vorazmente. De verdad que no daba crédito a lo que estaba pasando. Volví al arroz Facendado, nada, que se alejaban. Llegué a mezclar las dos marcas. Nada que hacer.
Lo peor era su conducta. Si no tenían comida, se posaban sobre la barandilla, estiraban el cuello mirando hacia el interior de la casa y se acercaban hasta el cristal con aire muy agresivo. El balcón se me había llenado de pajaritos y de sus cagadas.
Empecé a temerlos. Cada día volvían más violentos. Cuando creía que se habían ido, volvían. 
Esto duró mucho tiempo, hasta que empezó el frío. Al fin se fueron, creía yo que para siempre. Hasta que volvió la primavera. Han anidado en el balcón. De vez en cuando se abalanzan sobre las persianas, no imaginaba yo que unos pajaritos pudieran ser tan fieros.
No he visto la luz del día desde que llegaron. Temo salir a la calle y que me reconozcan. Permanezco recluida en mi casa esperando el invierno, no quiero mirar el calendario porque sé que falta mucho y temo no poder aguantarlo.
¿Tendría razón Freud cuando decía que la ilusión es una forma menor de delirio? ¿Menor?



The Beatles: Blackbird (mirlo) 



San Francisco


Escher: Pájaros del moebius

lunes, 2 de mayo de 2011

Sabato

Ernesto Sabato


 "Bastará decir que soy Juan Pablo Castel, el pintor que mató a María Iribarne; supongo que el proceso está en el recuerdo de todos y que no se necesitan mayores explicaciones sobre mi persona."
El Túnel

"¿Cuándo empezó esto que ahora va a terminar con mi asesinato? Esta feroz lucidez que ahora tengo es como un faro y puedo aprovechar un intensísimo haz hacia vastas regiones de mi memoria: veo caras, ratas en un granero, calles de Buenos Aires o Argel, prostitutas y marineros; muevo el haz y veo cosas más lejanas: una fuente en la estancia, una bochornosa siesta, pájaros y ojos que pincho con un clavo. Tal vez ahí, pero quién sabe: puede ser mucho más atrás, en épocas que ahora no recuerdo, en períodos remotísimos de mi primera infancia. No sé. ¿Qué importa, además?"
Sobre héroes y tumbas (Informe sobre ciegos)

Un recuerdo para el ilustre pesimista y melancólico, para el autor de El túnel y Sobre héroes y tumbas.
Los lectores casi siempre andamos entre muertos, él era de los pocos "grandes" vivos, nos gustaba saber que aún estaba ahí, en algún lugar. Ahora nos bastará su obra, la del escritor que anduvo metido a pintor a causa de su maltrecha vista, la del hombre comprometido que fue capaz de bajar al infierno y relatar el horror de la dictadura argentina.
Vivir en Santos Lugares y ser velado en Defensores de Santos Lugares... Fascinante.

Astor Piazzolla: Introducción a Héroes y Tumbas 

Carlos Gardel: Caminito 


Sabato: Autorretrato
Sabato: Dostoievsky















Sabato: El señor K