lunes, 30 de agosto de 2010

Sobre el abismo

Queridos amigos:
Aprovecho que la Colifata está tranquilita y me deja en paz para  mandaros algunas de mis cosas favoritas.

Un poema.

¿Adónde te escondiste,
Amado, y me dejaste con gemido?
Como el ciervo huiste,
habiéndome herido;
salí tras ti clamando, y eras ido.

Pastores los que fuerdes
allá por las majadas al otero,
si por ventura vierdes
aquel que yo más quiero,
decidle que adolezco, peno y muero.

Buscando mis amores
iré por esos montes y riberas;
ni cogeré las flores,
ni temeré las fieras,
y pasaré los fuertes y fronteras.

¡Oh bosques y espesuras
plantadas por la mano del Amado;
oh prado de verduras
de flores esmaltado,
decid si por vosotros ha pasado!

Mil gracias derramando
pasó por estos sotos con presura,
e, yéndolos mirando,
con sola su figura
vestidos los dejó de hermosura.

San Juan de la Cruz: Cántico espiritual.


Música. Una bella simbiosis entre los Beatles y Emmylou Harris hace de esta canción un prodigio.

Una foto. Para que mis amigos me vean sobre el abismo.

Abrazos y besos para todos.
  
Emmylou Harris - 05 - Here, There and Everywhere.mp3IMG_1440.JPGIMG_1440.JPG
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Salvo el crepúsculo

 Colifata la nuit a sus amigos.

Un haiku de Basho que me gusta especialmente:

Este camino
ya nadie lo recorre
salvo el crepúsculo.

A Borges, Octavio Paz y Cortázar les gustaban los haikus. Y de éste precisamente sacó Cortázar el título para uno de sus libros, el último: Salvo el crepúsculo.


Hay un estupendo y trabajado blog para todos los amantes de la literatura de nuestro amigo Carlos: http://ccm-cidehamete.blogspot.com
Y un fantástico libro de nuestro amigo Javier Llop: Rilke y la muerte. Institució Alfons el Magnànim.

Y dos archivos:
Unas instrucciones para llorar.
Etta James y At last. Sin palabras...

Abrazos para todos.


Tres pintores.doc

http://www.youtube.com/watch?v=uVI254QGSQ4 

El tormento y el éxtasis

Queridos amigos:

Tengo un pacto con La Colifata. Ella abandona o, al menos, hace una pausa en sus delirios nocturnos y yo me la llevo de viaje. Me pide que instalemos la emisora en la rive gauche. Yo no le contesto, aunque le hago ver que quizá. Pero cuando llegue a París voy a deshacerme de ella. No pienso tirarla al Sena,no, pero cualquier sitio será bueno para abandonarla.

Aprovecho esta tranquilidad que me proporciona el falso pacto para enviaros algunas cosas que encuentro hermosas. De cuando el arte buscaba la Belleza, porque ahora las cosas son distintas, bien distintas... Tendríais que ver el cuadro con el que me estreno en el acrílico... Tremendo Alfred Kubin, tremendo su cuadro, como una pesadilla, inquietante. Pero cuando yo acabe el mío será más tremendo e inquietante todavía, eso por descontado.

Y de cuando el arte perseguía lo bello, tres animales fantásticos: Leonardo, Miguel Ángel y Rafael. O sea, talmente el Renacimiento.


Y la música que no nos abandone: Vivaldi y Gluck.

Una recomendación: Entrad en google y poned Giverny maison de Monet. Hay un montón de vídeos del jardín que tanto pintó Monet con una música bastante buena.


Que tengáis dulces sueños, amigos.
2 archivos adjuntos — Descargar todos los archivos adjuntos  
Tres pintores.docTres pintores.doc

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www.youtube.com/watch?v=8jYPN61G4zg 

http://www.youtube.com/watch?v=xZ0gC9-Gdrk 


Le temps des cerises

  Colifata la nuit, pour tous les colifatos.     



         Le temps des cerises
Quand nous chanterons le temps des cerises (Quand nous en serons au temps des cerises)
Et gai rossignol et merle moqueur
Seront tous en fête
Les belles auront la folie en tête
Et les amoureux du soleil au cœur
Quand nous chanterons le temps des cerises
Sifflera bien mieux le merle moqueur

Mais il est bien court le temps des cerises
Où l'on s'en va deux cueillir en rêvant
Des pendants d'oreilles...
Cerises d'amour aux robes pareilles (vermeilles)
Tombant sous la feuille (mousse) en gouttes de sang...
Mais il est bien court le temps des cerises
Pendants de corail qu'on cueille en rêvant !

Quand vous en serez au temps des cerises
Si vous avez peur des chagrins d'amour
Évitez les belles !
Moi qui ne crains pas les peines cruelles
Je ne vivrai pas sans souffrir un jour...
Quand vous en serez au temps des cerises
Vous aurez aussi des chagrins (peines) d'amour !

J'aimerai toujours le temps des cerises
C'est de ce temps-là que je garde au cœur
Une plaie ouverte !
Et Dame Fortune, en m'étant offerte
Ne pourra jamais calmer(fermer) ma douleur...
J'aimerai toujours le temps des cerises
Et le souvenir que je garde au cœur !
         Jean Baptiste Clément





         Siempre la misma rutina: metro Clichy o Pigalle y de allí a Blanche. Me gusta subir la colina de Montmartre por la rue Lepic. Una colina, el viejo Montmartre. Los que suben montañas suelen bajar flipados. ¿Por qué no voy a flipar yo cuando llegue arriba, con todos los rollos que me acarrea esta colina?
         Uno de los que más flipó fue Petrarca, que subió el mítico y épico Mont Ventoux, hizo largas y solitarias meditaciones y se bajó nada menos que el Renacimiento. Que esto sólo es una colinita, pero yo también tengo mi corazoncito y la subo y me llevo cuatro rollos a la vez. Y si no, veremos…
         El primer tramo de la rue Lepic aún huele a pueblo, queridos, en todo un París, vas por una rue que parece que vas por un pueblo. Esto tiene su gracia. Luego la calle va serpenteando en su camino hasta lo alto, gira a la izquierda y luego a la derecha. Y en este instante, un lugar para la reverencia y el culto. Ahí veo la casa de Theo, el hermano del iluminado Vincent, lugar donde también vivió el pintor. Parada y meditación. Y luego toca la compra en la tienda de enfrente del papel de Armenia, un ambientador de toda la vida.
         En el último tramo recto de la calle, he quedado con Pascal, mi marchante de los últimos años que me espera impaciente, como siempre. Yo le entrego mi última obra y 200E y él se la queda (es un chollo, queridos, deshacerse de la obra de todo un año por ese módico precio). Vamos a su estudio en el 13 rue Ravignan y allí yacemos. Pascal ha cumplido ya los cuarenta. Y yo lo miro y me digo:
--Jo! Qué mayor se me está haciendo, ya le sale tripita. Pronto tendré que cambiar de marchante. Es que queridos, no sé qué me pasa,  pero, cuantos más años cumplo, más jóvenes me gustan los hombres. A los mayores ya no los soporto, porque están muy maleados, y además no están para muchos trotes y van a la suya.
         Me despido de Pascal y lo dejo en su estudio, no quiero más rollos con él que el que hemos tenido, para qué andarse con tonterías. Subo hasta la rue Lepic por la place de Emile Goudeau y allí contemplo le Bateau Lavoir y medito sobre el arte y los artistas que anduvieron por aquí, con cierta complicidad por eso de que yo también soy artista. Y luego veo la plaza dedicada a la memoria de Jean Baptiste Clément, héros de la Commune de Paris et auteur du Temps des cerises. Y  también hago mis meditaciones sobre la Comuna de Montmatre. Vuelvo a la rue Lepic, paso por la place du Tertre (no la soporto) y llego hasta el Sacre Coeur. Y allí entro en el templo, ese matasellos que le cayó encima a Montmartre y la comuna. Pero dentro me recojo, ya os he dicho que me van todos los rollos. Es que yo en los templos tengo muy buenas vibraciones. Luego salgo, busco un rinconcito entre la gente, y me siento en la escalinata. Au fond, la cité.
         Imbuida por el espíritu de la Comuna y mirando la cité, hago también largas meditaciones. Y me pregunto por qué será tan difícil vivir de otra forma. Por qué los hombres han tenido siempre tantas dificultades para que otros los dejaran en paz con la forma de vivir que habían escogido. Por qué se han roto tantos sueños… Y como también yo tengo el mío, me pregunto por qué no podemos aprender a vivir de una forma más sencilla, y os planteo por qué no formamos una comuna… Pensadlo bien, colifatos, la Comuna colifata, otra forma de vivir mejor.
         ¿Cómo sería esa comuna? Pues una cosa sencillita, para un grupito de gente, mayormente colifatos. Yo no sé diseñar estas cosas, pero estaría prohibido prohibir (sielos, ¿no es esto una contradicción?).
         Pues roturaríamos el campo, y sembraríamos nuestra cosecha para abastecernos: verdurita, legumbres, hortalizas, melones, uvas para arrancarles el buen vinito… Viviríamos de forma sencilla: amasaríamos el pan, lo coceríamos y, cuando termináramos nuestras tareas, nos reuniríamos, encenderíamos el fuego, contaríamos historias, leeríamos poemas, cantaríamos canciones… Y cuando alguien estuviera triste, otro haría de payaso y lo haría sonreír… Y todo el mundo querría estar feliz para que los otros también lo estuvieran… Y sólo algo me viene a la mente con insistencia: eliminar lo superfluo, eliminar lo superfluo, eliminar lo superfluo… Pienso sólo en cosas, no en personas. Porque alguien dijo una vez que lo que poseemos nos posee… Commune libre du Vieux Montmartre… Comuna libre colifata… ¡Qué bien suena!
         Y me quedan muchas meditaciones que hacer aún sobre este tema. Pero quiero compartirlo con vosotros y esperar vuestras sugerencias para poder sembrar nuestro sueño…
        
Y ya me llevo cuatro rollos en esta sencilla colina:

-el de la carne (avec Pascal)
-el artístico (que no es moco de pavo)
-el religioso (que me recojo mucho dans les eglises)
-y el de la Comuna (que me hace mucha ilusión)

         Y digo yo: toda una enorme montaña para bajarse el Renacimiento, que no dudo de su importancia, no, pero sólo es un rollo. Y en una simple colina me llevo nada menos que cuatro rollos. Si el pobre Petrarca levantara el cap ¿no envidiaría mi suerte? Menos mal que no se entera…


         Y bueno, esto es una despedida, queridísimos colifatos. Con una lagrimita en los yeux, os deseo mucha felicidad y os mando un montón de abrazos y de besos. Y, como a la Coli le mola más que mucho la lune, os he preparado algunas de las muchas canciones que tratan de la luna. Y para la despedida, Glenn Miller: Adiós y John Coltrane y Duke Ellington: In a sentimental mood.



Aclaraciones:


1) Acerca del espejo del Polidor. Aunque hubiera sido cierto lo del pedal (nunca se sabe), quedaría raro lo del espejo (lo de si me veía o no me veía).  Polidori era amigo, médico y acompañante de Lord Byron. Una noche se reunieron en Ginebra con otros escritores, entre ellos Shelley y su novia Mary. Byron propuso un juego: escribir un cuento de terror. Y lo mejor que se escribió fue: Frankestein, de Mary Shelley y El Vampiro de Polidori. Los vampiros no se reflejan en los espejos (ver: El baile de los vampiros de Polanski).
Además, Cortázar empezó en el Polidor una de sus novelas, 62 Modelo para amar (¿“Por qué entré yo en el restaurante Polidor”?)


Y 2!!! ¿Quién ha sido el graciosillo que le ha pasado al profe mis correos? Más bien diría la graciosilla, porque estoy segura del género, pero no del número. No se vale, queridas, me queréis desprestigiar, buscáis mi ruina, me queréis hundir en la miseria, porque ahora me da mucho corte hablar con él. El pobrecito no ha faltado en todo el curso y fue leer los correos y ponerse enfermo. Si es que tiene que ser horrible creer que estás hablando de filosofía con tu respetable alumna y descubrir lo que ha descubierto, que tiene una alumna pervertida. Víboras, que sois una víboras, le habéis mostrado mi verdadero ser. El último día que vino ya estaba malito, qué carita que hacía. Y yo le dije que se había puesto malito por mis correos. Y me dijo que no los había leído aún (luego los tenía, malas más que malas). Pero poco después le pregunté:

-- Profe ¿dónde meto el negro? Me refería, naturalmente a cuestiones técnicas de pintura.
         Y el tío que se me quedó mirando, que se descojonó y que me empezó a vacilar. Seguro que estaba pensando en lo que me ocurrió en el ascensor del Pompidou.  Desde luego que ya no me voy a poner con vosotras, me voy con Norman, que tiene más sensatez en su dedo meñique que entre todas vosotras juntas. Pero… arrieros somos y en el camino nos veremos!




http://www.youtube.com/watch?v=vG16V1OAwMI

http://www.youtube.com/watch?v=e0ffdwBUL78

http://www.youtube.com/watch?v=BOByH_iOn88

http://www.youtube.com/watch?v=-b8brVSAAQA

http://www.youtube.com/watch?v=he7tpiQE3pU

http://www.youtube.com/watch?v=esynsha53A8

http://www.youtube.com/watch?v=n92ATE3IgIs

http://www.youtube.com/watch?v=Uxura-pIyTM

http://www.youtube.com/watch?v=kGNxKnLmOH4

http://www.youtube.com/watch?v=uNsmF9JTpuI

http://www.youtube.com/watch?v=_DKgJNRAVpM



El boulevard de los sueños rotos

 LA COLIFATA  para todos sus amigos de la noche



         En mi familia somos muy ceremoniosos, especialmente cuando se trata de París. Y cuando me iba, empezaron a decirme:
-Toma, 6E para que te tomes una bière a mi salud en El Flore.
-Pues aquí van otros 6 para el Contrescarpe.
- Y éstos para La Coupole.
- Otros más para el Old Navy.
         Y yo les decía que estaban locos, que cómo iba a tomar tanta cerveza y cómo iba a aceptar el money. Pero en mi familia no se pueden discutir esas cosas porque se mosquean. Y les dije, sobre todo pensando que tenía que hacerlo por su salud:
-Vale, haré lo que pueda.
         Pasaban los días y no veía el modo, porque mis compis sólo tomaban de l’eau y no les iba el rollo de los bares.
         Así que uno de los momentos en que me fui por ahí, a deambular a mi rollo, pensé que tenía que aprovechar para tomármelas, aunque fuera en esa mañana, porque se trataba de la salud de mi familia y yo con eso no juego. De modo que pensé que no tenía más remedio que hacérmelo de un tirón. Subí al Contrescarpe y empecé a hacerme la ruta de la bière.
         Había quedado a comer con ellas en el Polidor (os lo recomiendo encarecidamente, es Cortázar en estado puro), y para entonces llevaba yo un pedal impresionante (no sabéis lo bien que se lleva el pedal por las rues de París).
         Y claro, en el Polidor comí como una bestia avec mon verre du vin. Y tengo que deciros que es el sitio en el que más me he reído en mi vida. Por un lado me miraba todo el rato en el espejo a ver si me veía, y sí que me veía, porque en este restaurante, si no te ves, malo, malísimo, requetemalo. Y como con el pedal no me daba miedo lo del espejo, pues lo viví en plan risa. Y luego lo del retrete. Ya me lo había avisado una de mis compis, que volvió con tanta risa que se le ponían los escargots alterados. Y nos contagiaba al resto con su risa, es que se ahogaba. Y me mintió sobre el retrete. Y cuando fui a eliminar bieres, pues casi me parto el culo, de las cosas que más risa me han producido en esta vida. No os digo más porque no quiero chafaros la sorpresa por si alguna vez vais por allí. Pero vaya con los retretes franceses si tienen magia… Sólo os diré que la puerta no cierra bien, por lo del rollo exhibicionista, que hasta a mi compi le fue.
         Desde allí fuimos al Rodin y la sorpresa fue mayúscula al encontrarnos, en la misma entrada de la rue Varenne, con el mayor despliegue policial que he visto desde nuestra época del tiranosaurio. Estaban todos “forrados”, con caras de muy mala leche.  Si los que están en hotmail me lo permiten, porque no puedo mandar nada de peso (a ver si os cambiáis que son muy finos los de hotmail) os enviaré una fotaza. Y un grupito de manifestantes, los estaban insultando, pero en franchute. Saqué mi cámara y les hice una foto, a los polis, claro. Entonces empezaron a mirarme de malos modos. Y yo quería decirles también cosas como los manifestantes, que tenían buena pinta. Pero entre el pedal y los nervios no sabía qué decirles, sólo me salía: cul, y repetía cul, cul, y luego me salió: que te den por cul, y luego: gilipuas!
         Y ellos puede que no me entendieran, pero sí notaban que lo que les decía no era muy amigable (más que nada por el tono) y, oye, que venían hacia mí. Y me hacía tanta ilusión como lo de cagar. Corrí y todo, menudo gustazo.
         Ahora me pregunto: ¿de qué coño iría aquella manifestación? ¿Por qué se meterían tanto con los pobres polis? Yo lo hice por puro regodeo, porque andaba muy reprimida después de tantos años y si para algo sirve París es para liberarte. Es que vas por las calles y te sientes de un libre que te cagas (en mi retrete).
         Cuando vuelva a París, ya creo que siempre volveré a mi chambre. Y si hay una manifestación por el boulevard de los sueños rotos, pues bajaré, insultaré a la poli y subiré a sentarme en mi trono desde donde los veré y me moriré de risa si me miran.

Ya hay un par de listos que me han contestado que han estado en mi chambre y han hecho también largas meditaciones y experiencias varias en ese mismo retrete. Es que no hay forma de ser original…


Ahí os mando unos enlaces para que escuchéis  música adecuada a todo aquello o parecido. Porque la que os pongo “en directo” es más adecuada a la situación de la Colifata, de alegría y locura. Que os vaya bonito, queridos.




http://www.youtube.com/watch?v=p4j1RmzFFC4


http://www.youtube.com/watch?v=vxlV82lZn4Y
http://www.youtube.com/watch?v=ijTe7jhjnc0


http://www.youtube.com/watch?v=RVEN3nHCZvI

Autoconocimeinto en el boulevard



La Colifata para todos los amigos de la nuit.

Ya os gustaría haberos librado de mí, pero siento deciros que ni de coña.

Ha tenido que ser París el lugar donde me he autoconocido casi del todo. Antes la gente pudiente iba a Viena con el Herr Doctor a conocerse. A mí me ha ayudado su nieto en la sexta planta del Pompidou que no se anda con subterfugios como el abuelo: diván- cama y todo encima de la forma más explícita que pueda haber. Y por cierto, que si alguna vez me atrevo os contaré lo que me pasó en un ascensor con un negrazo segurata que se ofreció a aliviar el vértigo que me produce ese edificio. Y cómo lo hizo! Por el momento no diré más que me da corte…
Ni en mil años me podía imaginar todo lo que he descubierto en París sobre mí. Y es que me van todos los rollos, pero todos, hasta los más increíbles que jamais hubiera podido imaginar. Y es que a mí lo que me va de verdad es el rollo exhibicionista. Y como lo probarais, veríais lo que mola, seguro que le cogeríais el gusto enseguida.  Pero no ha sido un diván, sino un humilde retrete el causante de mi autoconocimiento.
Todo empezó con el retrete de una habitación  de un hotel algo peculiar sobre el mismísimo boulevard de Saint-Germain. Sí queridos, ese boulevard que ha visto pasar tantas manifestaciones y tantos sueños rotos.
Pues es que mi cuarto de baño no era nada normal, estaba repartido: aquí el lavabo, allá la ducha (junto a la ventana, prometedor, aunque yo no lo supiera entonces), y enfrente, solitario y en lo alto de una tarima y algo metido en un armario, se alzaba majestuoso el retrete, al lado de la mismísima ventana del mismísimo boulevard. Cuando lo vi me impresionó y ya me dije para mis adentros: madre mía, cualquiera hace nada aquí… Y no fue uno, sino por lo menos dos días los que me sentaba allí y nada, que la ventana me intimidaba cantidad. Y me tenía que ir a  la chambre de mis compis a que me dejaran, porfa, aliviarme allí, porque ellas tenían un cuarto de baño normal.
Me sentaba en el mío a meditar, talmente en la misma posición del Pensador de Rodin, y a mirar a la calle y hacía largas meditaciones sobre aquellos mayos y en todo lo que vino después. Y pensando en estas cosas, vino lo que tenía que venir. Y desde entonces le cogí gusto a cagar mirando por la ventana. Veía todo el boulevard en su grandiosidad, los coches, peatones, las muchas ventanas de los edificios de enfrente. Y luego me parecía que me miraban a mí. Al principio no me importaba, pero poco a poco me fui dando cuenta de que me molaba bastante.
Y nada más llegar a mi chambre, lo primero que hacía era abrir las cortinas y sentarme en mi trono. Y cuando estaba por ahí de rollos culturales, ponía cualquier excusa para volver a mi chambre. Y les decía a éstas:
--Tengo que volver al hotel que se me ha olvidado el paraguas.
--Pero si no llueve, me decían.
-- Pero por si acaso, que en París nunca se sabe.
         Y volvía a  la chambre y me estaba un rato. Y poco a poco me fui sofisticando porque descubrí que la noche era mejor que el día, porque il faut la lumiere (el retrete tenía luz propia y no es ninguna metáfora). De modo que abría las cortinas, encendía sólo la luz de mi trono y bueno, espectacular, me sentía como una reina en su trono y con una corte de admiradores.
         Siempre me he sentido atrapada en París, pero ahora más que nunca. No hago más que pensar en volver. Habitación 21 y no me da la gana deciros el hotel por si me lo quitáis.
         Y ahora no sé qué voy a hacer, qué excusa les pondré a los albañiles cuando les diga que quiero que me hagan un retrete junto a la ventana de mi casa.
         Y yo que siempre creí que Burt Lancaster era un viejo sinvergüenza en Atlantic City cuando miraba a la Sarandon frotarse el body con el limón, y ahora lo veo de otra forma: estoy segura que ella lo sabía y se lo pasaba bomba.


Buenas noches, queridos. He encontrado mi bandeja de entrada llena de mensajes muy reivindicativos. Yo también he hecho mis pinitos no penséis que ese rollo no me va a ir en un sitio como ése. Ya os lo contaré otro día.


Bolas

 La Colifata emitiendo para noctámbulos

         El asunto de los conos ha traído cola (perdón). Y es que una no acaba de sorprenderse. Pepita me ha dicho que ya está totalmente repuesta y que el lunes me enseñará sus conos. Me muero de curiosidad.

A causa de una margarita no tengo más remedio que contar lo que voy a contar. Las margaritas (mirá, son tan lindas, ché) están hechas para sufrir, son como el destino hecho flor. Y tomo una margarita y la deshojo: sí, no, sí, no, sí, no, sí… Y toca sí. De modo que, entre la margarita y la noche que arranca de mí todos mis secretos, me veo obligada a contarlo.
         Hace unos días (no sé cuántos, el tiempo para mí es una mera ficción) acudí a casa de una amiga que me había llamado por lo del taper. Sí queridos, esas reuniones sociales en las que la anfitriona te invita a merendar y hay una extraña que te suelta un rollo para que compres y luego le regala a la anfitriona un termo… Así que miré mis armarios para ver si me faltaba algún taper, me deshice de los que estaban deteriorados, y allá que me fui tan tranquila.
         Cuál no sería mi sorpresa cuando llegué y encontré una reunión con un cariz ciertamente distinto al imaginado. No os lo imaginaríais ni en cien años. Lo que allí había, además de las amas de casa, era una experta en otra cosa bien distinta: en bolas chinas. Sólo con oírlo me ruboricé y enseguida me hubiera ido de no ser por la fidelidad que siempre he profesado hacia mi amiga.
         La experta era una terapeuta que había pasado dos años en China estudiando el proceloso mundo de las terapias alternativas. Allí había ejercitado largas meditaciones (¡siempre las tan necesarias meditaciones!) y arduos aprendizajes, habiéndose especializado en el uso terapéutico de las bolas chinas. Y de nuevo apareció el dichoso tema del suelo pélvico, que parece que me persigue. Es que últimamente no doy un paso sin tropezarme con el dichoso temita.
         Y la experta estaba haciendo una demo, no real, claro, sino como hacen en los aviones con los chalecos.
-- Ni un pis, ni una pedorreta incontrolados. Bastan las bolas y todo está bajo control.
         Nosotras estábamos boquiabiertas, pasmadas. No imaginábamos ni de lejos tal poder de aquellas simples bolitas.
--Dicen que la revolución de las mujeres culminó cuando nos incorporamos al trabajo: Ja! Ja! y Ja! Eso nos hizo trabajar como esclavas. La auténtica revolución viene del lado de las bolas chinas. Estas bolitas tienen un enorme poder liberador. Una puede abandonar cuando quiera el tálamo conyugal. Se va de paseo, conoce gente… Oye, y que es otra cosa.
         Confieso que eso me estaba empezando a gustar.
-- Y no olvidemos sus enormes propiedades terapéuticas que se producen sin sufrimiento alguno, todo lo contrario (y ahí está la liberación) de una forma muy agradable. No tenéis más que recorrer las calles (su entusiasmo iba en aumento) ¿qué veis? Montones de mujeres sonrientes. Pensaréis que es por la primavera, por la luz, por los pajaritos… Nada de eso, la mayoría está fortaleciendo su suelo pélvico, controlando sus esfínteres y de qué forma…

         Le preguntamos por los posibles efectos adversos. Ella dijo que no había ninguno. Pero claro, como con todo hay que tener cierto cuidado. Y entonces contó la  historia de dos hermanas, amigas suyas, que seguían el tratamiento y que no daban un paso sin llevar sus bolas puestas. Y un día las invitaron a la inauguración de la  galería “El pincel de Rembrandt”. Allá que se fueron. Pero, totalmente entregadas a la jarana, no advirtieron que a una de ellas se le habían salido y habían ido a parar a su espalda, sobresaliendo sobre su escote. No sabe cómo pudo ocurrir tal cosa: un estornudo, una carcajada, un disparo al modo como lo hacen las disparadoras tailandesas (me niego a explicar esa técnica, para eso os buscáis amigas que hagan esas reuniones en sus casas).
         En la galería la gente la miraba sonriendo.
-- Es una exhibicionista- decían unos.
-- Se trata de una extravagante- decían otros.
-- Debe ser cosa de Jasmine (Jasmine era la dueña de la galería) y formará parte de la escenografía de la inauguración—comentaban los más benévolos.
         Cuando la hermana la alertó, sintió que su corazón se le salía del pecho. Tan ruborizada y nerviosa estaba que no cesaba de repetir:
--No es lo que parece, no es lo que parece… Me las mandó el traumatólogo. En serio…
         Pero la cosa es que las dos hermanas abandonaron la reunión social completamente avergonzadas.
-- Esto no debe ocurrir. Sólo es cuestión de tener cuidado, nada más, aseveró la experta.
         Estábamos todas de lo más entusiasmadas con el tema liberador. De modo que compramos nuestras cajitas y abandonamos la animada e instructiva reunión.

Y mientras volvía a mi casa imaginaba qué pericia demostraría Zapatero si regalara una cajita de bolas a cada mujer. Oye, a la hora de votar, lo que es por mí, ni votaría, la verdad es que me da grima. Y lo de los 400 euros no me he enterado si me los dieron o no. Pero otra cosa es lo de las bolas… Que viene el cartero, que te trae la cajita de parte del Zapatero y una es agradecida, que es de bien nacidos ser agradecidos, y lo votas, al menos va a mejorar tu calidad de vida y tu suelo pélvico. Imaginaba también los titulares de los periódicos, como si los estuviera viendo: Las bolas de Zapatero mejoran la calidad de vida de miles, qué digo de miles, de cientos de miles, qué digo: de millones de mujeres. Y es la envidia del resto, al Mariano ni se le ocurre (bueno, a él ni con bolitas). Imaginad al Sarkozy dándose con un canto en los dientes por no habérsele ocurrido a él primero. Y es que arrepentirte te has de arrepentir, como siempre, lo votas y luego dices: cielos, ¿qué he hecho? Pero al menos ahora sabes que te quedarán sus bolas. Algo es algo para como están los tiempos.
Pero hay algo que he leído hoy que me tiene mosqueada. El titular decía: Alonso espera mucho de su conducto F. Me he quedado de piedra y me he dicho: ¿a que éstos nos arruinan nuestra revolución? Yo que creía saber mucho sobre los hombres, resulta que no sé nada, que ahora tienen un conducto F y nunca lo dijeron, puede que hasta  lleven usando las bolas desde hace tiempo, no me extrañaría que se nos hayan vuelto a adelantar.

Bueno queridísimos voy a terminar la emisión (por el momento). Y la música de Diana Krall (casi ná) y de Petula Clark, que le chiflaba a Glenn Gould. Con ellas os dejo. Un abrazo para todos los colifatos.













El cono de Pepita

La Colifata emitiendo mientras la ciudad duerme...
Hoy quiero contaros otra historia real como la vida misma...

Pepita es una alumna aventajada de pintura. Ha terminado, por encargo de la casa regional de Kansas, un cuadro de un paisaje lleno de cactus. Estaban situados en perspectiva y había uno enorme en primer plano.
Pero la especialidad de Pepita son los bodegones. Tienen algo especial. Los pinta llenos de magia. A mí me gustan mucho, aunque noto siempre en ellos algo extraño, algo que no acierto a comprender. Los miro, se los veo pintar, admiro su destreza y dominio, me quedo pasmada viendo cómo surgen los diversos objetos y su modificación de la forma... Pero hay algo que no entiendo.
Un día, cuando ya la confianza fue creciendo, le confesé la extrañeza que me producían y le pregunté por su pintura.
Pepita me miró y me reveló el secreto de aquellos dibujos y pinturas inertes, pero prodigiosos.
Pepita trabaja en Sanidad (por un sorprendente pudor en mi historia reciente, no daré más detalles). Era consciente de que tenía un problema con su suelo pélvico, debilitado y dañado tras los diversos embarazos y partos. Tenía que buscar una terapia adecuada que lo fortaleciera. Enseguida supo de los conos terapéuticos, una compañera le contó excelencias. Compró una caja de dichos conos en la farmacia, fue a su casa y la abrió: había varios conos de distinto peso. Leyó las instrucciones que eran muy claras: USO PROGRESIVO. Empezar por el nº1, instalar y no dejar pasar más de 15 minutos. Repetir por la noche. Al cabo de una semana pasar al siguiente peso y repetir la misma operación etc. En un mes notaría considerables mejoras en su maltrecho suelo pélvico.
Restó importancia a las instrucciones. Buscaba resultados rápidos y se saltó los pesos más ligeros. Tomó un peso mediano y lo instaló. Y qué caramba, como se sentía bien, muy bien, estupendamente, decidió ir a la librería París a comprar libros de bodegones. De modo que subió a su coche (vive en una urbanización próxima) y se fue a Valencia. Durante el trayecto cantó alegres canciones y una versión de Juanita Banana bastante electrizante.
Cuando bajo del coche notó una sensación distinta, desagradable. Anduvo hasta la librería mientras que la molestia iba en aumento. Ya dentro vio un libro que no conocía. Era de Kandinsky: De lo espiritual en el arte. Pero no lo pudo ni hojear. Algo bullía dentro de ella, se doblaba, se retorcía, ponía sus manos en las entrañas. Tenía que hacer algo urgentemente porque el dolor era ya insoportable. Se le ocurrió buscar un hueco donde esconderse y quitarse la maldita prótesis. Pensó en la sección de autoayuda, pero no había espacio. Se dirigió a los esotéricos, pero tampoco. Entonces advirtió que, como llevaba pantalones, ni siquiera la sección de grandes enciclopedias le habría bastado.
Todo le empezó a dar vueltas. Lo último que recuerda es un montón de gente a su alrededor y una ambulancia que la llevó hasta el hospital. Allí la tuvieron una noche en observación, para humillación suya, tal era el regodeo del personal médico, alguno de los cuales era conocido.
A la mañana siguiente fue dada de alta (con más recochineo) y se fue a su casa. Pero no le abandonaba la idea de comprar el libro de Kandinsky. Por supuesto nunca más iría a la misma librería. Compró en otra el libro y empezó una infatigable tarea de lectura, de conversaciones con expertos y largas y solitarias meditaciones.
Como consecuencia de todo ello fue experimentando una prodigiosa evolución artística. Fue dibujando unas formas cada vez más geométricas a las que insertaba un cono. A veces bien a la vista: el vaso, la jarra, el jarrón y un cono; o el frutero, dos o tres manzanas, una pera y un cono. Otras camufladas: p.e. cuando pintaba uvas (le encantaba pintar uvas) insertaba el cono como racimo. Es ya su seña de identidad.
-- Antes mis bodegones estaban cargados de pintura, las pinceladas gruesas, cargadas de pasta. Pintaba las formas como eran, trataban de ser fiel reflejo de la realidad.
Pepita despoja ahora su pintura de toda carga matérica posible. Sus pinceladas están apenas trazadas, están sueltas, deshechas. Las formas geométricas otorgan a sus bodegones una carga de espiritualidad imposible antes del accidente.
Pepita ha encontrado su camino en el mundo del arte. También ha aprendido a ser más prudente en la práctica de terapias y, sobre todo, a no saltarse las reglas.

Y ahora dedicamos a la pintora que encontró su camino la canción: Espinita by Celia Cruz.

PS: Queridos, que la noche es canalla lo dice hasta Lope de Vega. Quienes no me crean que consulten el blog de Carlos en la sección "Poema de la semana".

Un abrazo para todos.

tp://www.youtube.com/watch?v=NqlfHcm5a4E

La verdad de las mentiras

 Queridos nocturnitos:
Es verosímil que Nietzsche tenga razón, que ya sólo por el hecho de hablar mintamos, que tengamos cierta tendencia a dejarnos engañar y a sentirnos felices cuando nos cuentan historias y que, en la ficción, el intelecto se libere y celebre sus fiestas saturnales (lo siento queridos no puedo citar, no tengo el texto, me he liberado de mis libros de filosofía). Es decir, que nos gusta ser seducidos y engañados por lo que leemos, por las películas que vemos, por lo que nos contaron nuestros abuelos... Nos gusta la ficción.
La historia de Paquita es sórdida y no parece que haya en ella ni un ápice de verdad. Sin embargo el hecho fundamental es verdadero (si ella no miente, claro). Y puede que ya se le haya resuelto el problema gracias a Noelia que dijo que, en un caso parecidísimo, lo solucionaron poniéndole al hombre una cubana, que parece que tienen cierta gracia con los abuelos. Lo dijo Noelia, que quede claro. Fin de la historia de Paquita.
"Y subía hacia el castillo como un caballero andante. Su melena se desplegaba al viento, su pecho brillaba, la cabeza erguida y entonces... cogió en sus brazos a la joven de las muletas y la subió hasta el castillo por las escarpadas cuestas. Y lo nombré caballero y desde entonces lo llamé Lancelot. Lancelot, divino Lancelot..."
¿Verdadero o falso? Verdadero.
Tuve un amigo que se llamaba D.B. pero todos lo llamábamos "el irlandés". Hace ya mucho tiempo que murió en México a causa del alcohol. Y no he conocido nunca a nadie con mayor capacidad para contar historias, a pesar de su tartamudez. Vivía en Gobernador Viejo. Su casa era muy austera, aunque poseía algunos objetos bellos y otros muy peculiares. DB se sentía especialmente orgulloso de su silla de barbero. No sé de dónde la sacó pero estaba situada en medio de una habitación semi vacía. Decía que no había nada tan cómodo para descansar como esa silla. Allí pasaba largas meditaciones y resacas y probablemente gestaba algunas de sus historias, que luego resultaban maravillosas y sorprendentes. Se localizaban en glaciares o en tabernas y el protagonista casi siempre era alguien próximo: un familiar, un amigo, un conocido... cosa que le daba mayor verosimilitud.
A mí me encantaban estas historias. Y pensaba: no pueden ser verdad pero y si.... Con DB no te aburrías nunca.
Un día en mi casa, DB estaba echando un vistazo a mis libros, sacó uno de Benjamin Farrington, que entonces estaba muy de moda por sus curiosas teorías sobre la antigua Grecia y era de culto en los ambientes más heterodoxos y dijo:
-- Oh! El viejo Ben...
-- ¿Lo conoces?- pregunté yo escéptica y sorprendida al mismo tiempo.
--Estuve casado con una hija suya. De ese matrimonio tengo una hija, Sara.
No le dije nada pero no me lo creí... Tiempo después conocí a la joven y guapa Sara, hija de DB y, por supuesto, nieta de Ben.
DB insistía mucho en contar algo que para él era muy especial: Samuel Beckett había estado escondido en su casa durante una semana en su huída a raíz del Nobel.
-- Sam Beckett estuvo aquí.
-- ¿Qué dices? ¿Beckett en tu casa, tumbado en esta misma silla?
Y en la borrachera y en la lucidez lo afirmaba una y otra vez. Yo me preguntaba sobre este hecho. No llegaba a creérmelo pero... y si... Y me preguntaba también qué podían hacer en Valencia estos dos irlandeses tan altos, desgarbados y atractivos, tan mujeriegos y bebedores. Nunca hubieran podido pasar inadvertidos. Los imagino bebiendo Whisky y hablando de los amigos comunes, de Irlanda, intercambiándose historias verdaderas o no, qué más da...
¿Beckett en Valencia? ¿Por qué no? ¿Y si fuera verdad? Y si yo me hubiera recostado en la misma silla que Sam?
Aún hoy pienso que si esa historia no es verdadera merecería serlo. Me gusta pensar que esta vez DB no mentía.


PS: Como ya habréis adivinado la cación de Trenet, Je chante, aparece en la película de Bertolucci: El cielo protector.




Paquita y Norman

Queridas almas nocturnas: gracias por vuestra preocupación por Paquita.
Amelia se muestra algo escandalizada por el asunto, porque recibió la noticia mientras ordenaba sus fotos de Tierra Santa. No obstante se compadece de Paquita y apunta la necesidad de meter en una ducha de agua helada al pobre hombre (mi querida Amelia, la ducha tendría que ser constante, porque en cuanto lo sacaras volvería a las andadas, y si no lo sacas, lo mandarías directamente al mismo infierno). Pero sugiere algo sumamente interesante: la posibilidad de que yo herede a su padre por haberla consolado y haberla librado de él.
Julia abre un abanico de posibilidades para su padre:

1) Dejarlo abandonado en el parque.
2) Sacarle el dinero de la cuenta corriente.

3) Tenerlo todo el día drogado.
4) Buscarle un novio a Paquita.
Además dice que ella se acuesta a una hora decente y reza sus oraciones, mientras yo me dedico a asuntos indignos. Y termina su correo con el grito de: Viva el amor paternal!
Gracias a las dos. Pero la historia ha experimentado un cambio sorprendente. Hoy he pasado el día con Paquita y Norman.
Esta mañana Paquita ha acudido desolada al autobús que nos iba a llevar de viaje y ha confirmado lo que todos ya sospechábamos: su padre se ha comprado la muñeca cara! No ha habido consuelo para ella durante toda la mañana. Todos hemos procurado no dejarla sola. Pero a la hora de la comida, en esa licenciosa hora de los despistes, nos hemos olvidado de ella. Hasta que alguien ha preguntado: ¿Dónde está Paquita?. Horrorizados, nos hemos lanzado a buscarla por todo Vilafamés, subiendo esas escarpadas cuestas, con la "olla" tan reciente. Y cuando estábamos llegando al castillo la hemos visto en el borde del abismo a punto de saltar. Y entonces ha aparecido Norman (sí Julia, nuestro Norman, tendrías que haberlo visto: qué arrojo! qué hombre!). Este notable pintor, en una acción intrépida, se ha lanzado valientemente a rescatarla. Se ha acercado hasta el borde y la ha cogido entre sus brazos (qué orgullosa te sentirías, Julia).
Norman estaba tan radiante que se ha puesto a cantar "Je chante" de Charles Trenet. Y es que era el mismo Trenet, cantaba como si no hubiera hecho otra cosa en toda su vida. Paquita lo miraba sorprendida. Y allí mismo nacía un idilio, al borde mismo del abismo.
Todos los del grupo estábamos felices. Pero también pensamos otro final feliz. Norman, como es sabido, vivía con su madre. ¿Por qué no pensar...? La madre de Norman no está para muchos trotes y el padre de Paquita trota demasiado... La solución sería tan equilibrante...
Una luz de esperanza ha surgido en Vilafamés. ¿Dejará el padre de Paquita su nueva muñeca por la madre de Norman?



Charles Trenet - Je Chante.mp3PS: Adivinad en menos de 30 segundos en qué famosa película de extravíos y desierto suena la canción que tan magnificamente ha interpretado Norman en Vilafamés.


http://www.youtube.com/watch?v=iLI_svmcGvQ








 

Paquita

Queridas gentes de la noche: no temáis, le he aplicado al correo el extraño carbono y vuestras direcciones no serán desveladas.
Dejamos a nuestra amiga Pattie Boyd con su envidiable problema de la elección entre George y Eric.Hoy quiero hablaros de Paquita.

Paqui tiene un problema y la pobre está fatal. Es una mujer de edad indefinida, creo que andará por los cuarenta. Tiene aspecto rancio, de otra época y cara de muñeca pepona.
Se divorció hace unos años y no tiene hijos. A partir de su divorcio volvió a la casa familiar. Su madre ya había muerto. Paqui vive con su padre. Distrae su tiempo con la pintura pero falta mucho a clase. Y cuando va a clase, se nota fastidiada, muy fastidiada. Cuando se le pregunta qué le pasa, Paqui se echa a llorar. Habla de su padre que es octogenario. Dice que no puede más, que no sabe qué hacer con él. Su padre tiene una colección de muñecas hinchables. Ahora quiere comprarse una un poco más sofisticada que cuesta más de 3000 euros.
-- Se está gastando toda mi herencia!.Es un libidinoso! No sé qué hacer con él. Además no puedo dormir por las noches:  no puedo quitarme de la cabeza  a mi padre en su habitacón. Así que no duermo, no como, estoy muy mal... La semana pasada le puse a una chica para que lo cuidara, pero se despidió al día siguiente porque mi padre le metía mano. Y encima me deja sin herencia. No sé qué voy a hacer, estoy desesperada.

Sí queridos, Paqui tiene un problema. ¿Qué hará Paqui con su padre?

Dedicado al padre de Paqui, escucharemos a Charles Trenet: Que reste-t-il de nos amours?. Aunque, bien pensado, es posible que no pueda escucharlo, quizás esté ocupado.


http://www.youtube.com/watch?v=m53Q52-Cmf8




Una historia singular

Queridas amigas de la noche: os contaré una pequeña historia que os planteara un dilema. 

Había una vez una mujer que se llamaba Pattie Boyd. Estaba casada con un músico del que estaba profundamente enamorada. Su marido también la quería. Pero surgió un amigo de su marido que le confesó su amor (primero se lo había dicho al amigo: me he enamorado de tu mujer). Persistió tenazmente en su amor hasta que llegó un momento en que ella se enamoró de él. El problema es que los dos hombres la querían y ella los quería a los dos. Como muestra de su amor, el marido le compuso una bellísima canción: Something. Le mostraba un amor más tranquilo tal vez más duradero. Se llamaba George. El amigo le compuso otra bellísima canción: Layla. Se llamaba Eric y mostraba una gran pasión, un fuego inflamado. La tal Pattie dejó a George y se marchó con Eric. Mi pregunta es:
¿Qué habríais hecho vosotras?
Yo lo tengo claro: envidio la suerte de Pattie y me habría quedado con los dos. Lunes, miércoles y viernes con uno y martes, jueves y sábados con el otro. Y el domingo me habría ido de copas con las amigas a echar unas risas.

PS: Queridas amigas: mis correos son más canallas que los vuestros.
Os mando una canción de Eric: Change the world